Huyendo de la violencia en Honduras, miles de migrantes quedaron varados en un puente fronterizo que conecta Guatemala con México. Cuando las fuerzas de seguridad mexicanas les frenaron el paso comenzaron a arrojarse al río para cruzar esa frontera que hoy funciona como un eficaz “amortiguador” de la inmigración centroamericana a Estados Unidos.
Los sorprendió a todos: a los chiapanecos, acostumbrados al paso de sus vecinos centroamericanos; a los integrantes de organizaciones que luchan por el derecho a la movilidad transfronteriza; a las autoridades mexicanas, que no atinaron a dar una respuesta adecuada. Lo que comenzó siendo una “caravana de migrantes” más, se transformó en un éxodo.
No hay números oficiales, pero según pudo saber esta cronista, en el gobierno local se estima que...
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