La pretensión del movimiento sindical de que la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados condenase el ataque denunciado por los trabajadores metalúrgicos deberá esperar a que otros actores del debate acudan a dar su testimonio. Algunos dirigentes opositores han saludado sin embargo la algarada, mientras otros llaman a “bajar la pelota al piso” y toman distancia.
“Tuvieron un fuerte sentido de hacer algo pacífico”, dijo de los autoconvocados el cardenal Daniel Sturla a su regreso de la concentración que estos realizaron el 23 de enero en Durazno.1 Y el purpurado no fue el único de los concurrentes que se felicitó públicamente del carácter no violento de aquella reunión. Ese énfasis causó alguna sorpresa en un país donde es excepcional que una manifestación gremial implique actos...
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