«Un presidente secuestrado, rodeado de gente oscura, que no conocemos», concluyó Rocío Silva-Santisteban, excongresista y fugaz presidenta del Congreso cuando la movilización social forzó la renuncia, en noviembre de 2020, de Manuel Merino, quien había sido impuesto por un Parlamento dominado por el fujimorismo (véase «Tiempos turbulentos», Brecha, 20-XI-20). Abogada, periodista y poeta, Silva-Santisteban fue también secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Se retiró del Frente Amplio peruano debido a la enésima crisis de una izquierda que, una y otra vez, viene apostando por la fragmentación. En diálogo con Brecha, desgrana, desde su opción feminista y opuesta al modelo minero extractivo, una mirada abrumada sobre un país a la deriva.
—Hasta ahora el gobie...
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