En el 2020 montevideano se publicaron varios materiales que retoman lo denominado literaturas del yo. La escritura biográfica, la autoficción y los diarios aparecieron una vez más como forma o práctica. En particular, tres libros de mujeres que nacieron entre 1985 y 1995 –El espacio podría sonar así, de Eugenia Ladra, Debimos ser felices, de Rafaela Lahore, y Llueve adentro, de Laura Bianchi– podrían formar parte de una constelación de poéticas de la memoria que ubican a sus abuelas como figuras –estrellas– importantes de sus sistemas narrativos, como si una niñez en pleno neoliberalismo y madres trabajando más horas de las esperadas explotaran el vínculo abuela-nieta, como si en una búsqueda por encontrarse a sí mismas, un debe con su herencia o un homenaje hicieran de los resquicios de ...
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