Del legado de los herederos del diario que cuando murió el líder bolchevique Vladimir Ilich Ulianov tituló su obituario «De pie: ha muerto Lenin»; de los que dirigían el matutino rival, castigado por la clausura más larga decretada por la dictadura de Gabriel Terra; de los defensores de la república española (y de los de la dictadura franquista); de admiradores de Juan Domingo Perón (y de sus enconados detractores); de pitucos de arrastrar mocasines y de paisanos de bigotudas alpargatas; de católicos menos romanos que nunca y de protestantes de modales anglosajones; de jurásicos reptiles parlamentarios, como don Martín Recaredo Echegoyen, y de jóvenes radicalizados, como Hugo Manini Ríos.
De todos esos ingredientes, entre otros, se nutrió aquella otra coalición multicolor que constituy...
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