Podrías verlo así: tu corazón no te falló, vos le fallaste a tu corazón. En los libros de M. John Harrison, un tipo sufre un infarto de lo más vulgar, pero su apego a la realidad comienza a ser cada vez más tenue. Hace una lista de oportunidades junto al crucigrama del diario y, en el rincón de Londres donde sea que esté convaleciendo, un pelado le habla de pollos y ratas en un laberinto. De su propio pasado –real o imaginario– que se aleja. ¿Qué carajo está pasando? Harrison puede utilizar fantasmas, emanaciones de la mitología céltica, naves espaciales o las zonas más bajas de la pseudociencia, pero en el lecho abisal de sus libros siempre acecha otra cosa. No sabemos exactamente qué es, pero si giramos la cabeza en este preciso momento, nos está mirando a los ojos.
Durante décadas, ...
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