Una murga de mujeres es una murga, pero todavía se necesita remarcar el adjetivo porque muchos siguen dando por sentado que este género es “de hombres”, con argumentos como la tímbrica y la fuerza del coro. Una esencialidad inventada que decenas de mujeres buscan deconstruir desde prácticas, investigaciones y discursos, como ocurrió el pasado fin de semana, en un encuentro autogestionado por los colectivos de murgas de mujeres Cero Bola, Sophie Jones, Pelala que va al Pan y La Debutante.
Bastaría recordar a Perlita Cucu, que en 1932, con sólo 14 años, dirigió la murga Don Bochinche y Compañía, o a Juanita “Pochola” Silva, modelo y peluquera que en 1958, desde Las Piedras, sacó la murga de mujeres Rumbo al Infierno, y declaraba en una entrevista pocos años después que era muy difícil con...
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