“Acá estamos hechos un huevo frito”, dijo el director de Turismo de la Intendencia de Salto, Álvaro Compá, a El Observador cuando fue consultado a principios de enero por la decisión de “enfriar” piscinas de las termas de Daymán y Arapey. Temperaturas que superan los 40 grados durante el mes de enero ya son la constante, y con los años estas condiciones se potencian, según los entendidos en calentamiento global. El termómetro ubicado en la calle Artigas a unas cuadras del centro de la ciudad es un atractivo más para los locales que buscan trasformarse en gurú climático y adivinar unas cuadras antes de llegar al sitio cuántos grados estará marcando el castigado armatoste.
Desde hace años el turismo termal se ha consolidado como atractivo para personas de todas las edades. Los jerarcas muni...
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