El Banco Comercial, propiedad de José y Carlos Rohm, fue el primero en caer. Le siguieron los bancos Montevideo y la Caja Obrera, de la familia Peirano. Varios juicios civiles de ahorristas de estos dos últimos bancos cerrados durante la crisis de 2002 aún están pendientes. Entre los que iniciaron una demanda también estaba el Banco Central (Bcu), que como entidad reguladora debía recurrir a la justicia para determinar la responsabilidad de las autoridades de estos bancos en los movimientos de caja y transferencias realizadas para vaciarlos fraudulentamente. Esa denuncia fue radicada en 2004 y reclamaba un monto por daños y perjuicios contra los hermanos Dante y Jorge Peirano Basso, Mario San Cristóbal, Juan Domingo Ratti y Marcelo Guadalupe en el entorno de los 340 millones de dólares.
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