Hola, Mark, ¿qué hacés? “How are you doing?”, le tuve que decir. Me pusieron en alerta con vos. Me aclararon (no quiero oscurecer) que eras un tipo especial. Haber nacido en Washington DC diez años antes que yo no te convierte en eso. Haber estado metido en una típica familia disfuncional tampoco: para eso se inventó la música, o el cine, o los libros. ¿Quién no fue rebelde de joven?
Me contaste por teléfono cuando hablamos que estaban pactados 15 minutos máximo, pero como la conversación iba bien se sumaron tres, hasta que te dije “chau, Mark”. Quedamos en que nos íbamos a mantener vivos en la medida de lo posible, como tus tres perros y tus dos gatos.
¿Sos consciente de que acá no te conoce nadie? Cuando digo nadie, me refiero a que somos pocos con la Enciclopedia ilustrada del gru...
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