«No hay nada más que hacer», le dijo Gabriela Fischer a la mujer a la que acababa de hacerle una ecografía de control. Luego le mostró imágenes del feto en su útero y le hizo escuchar los latidos de su corazón. La muchacha venía de un proceso de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y esperaba que en esa ecografía final, que es parte del procedimiento, le confirmaran que el embrión ya no estaba ahí. Pero el misoprostol no había hecho efecto. «Vas a tener que hacerte a la idea del embarazo y darlo en adopción», continuó Fischer. No le importó que la mujer todavía estuviera a tiempo para hacerse un aborto legal. La mandó a su casa y la dejó sola.
Esa ecografista es hoy la referente del área de Salud Sexual y Reproductiva de la Red de Atención de Primer Nivel (RAP) Metropolitana de l...
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