Ya desde su página web, la empresa berlinesa Retresco ofrece el servicio de su generador de textos (Text Engine). Este programa “toma los datos y los transforma sin problemas en un texto fluido, indistinguible del contenido producido por humanos”. O sea, a partir de datos brutos como pueden ser los del resultado de un partido de fútbol, los de un parte meteorológico o de las cotizaciones del día, el dispositivo construye un texto coherente y correcto a nivel de sintaxis, listo para ser publicado.
Pero además, la página asegura que los textos ofrecidos serán de calidad, únicos y en profundidad, que se alinearán con los gustos del público objetivo y que, además, son generados instantáneamente. El portal de fútbol alemán Fussi Freunde es uno de los clientes que viene utilizando periódicamente ese servicio.
Retresco no es la única empresa especializada en contenidos periodísticos automatizados. La también alemana Aexea (con sede en Stuttgart) detalla que su software puede producir textos en 11 idiomas, incluido el mandarín. Aexa era originalmente una empresa de publicidad, pero empezó a aplicar la tecnología generadora de textos para automatizar descripciones de alquileres de casas de vacaciones para catálogos web, en varios idiomas.
Para este procedimiento, se sistematizan las complejas fórmulas para que el programa obtenga la información en bruto, proponiéndose varios “esquemas” de notas, y en donde los términos sean los indicados para cada caso. Los editores deben configurar qué diseño de texto utilizar, para que la longitud y la estructura de la salida final coincida con el formato de los medios requeridos –con los encabezados correctos, los subencabezados, la longitud de los párrafos, etcétera–. Los toques finales son agregados por el editor (humano), si es necesario animando el texto con contenido extra, imágenes y diagramas.
Se señala que las principales ventajas del robot-periodismo son tres: primero la velocidad, ya que puede generarse un artículo entero en fracciones de segundo; segundo, se automatiza un engorroso chequeo y contraste de fuentes, sobre todo en lo que concierne a datos numéricos, ya que los softwares pueden ser programados para tomar elementos de varias bases de datos diferentes. Tercero, se puede producir un mismo texto en varios idiomas al mismo tiempo.
Pero se entiende que esta tecnología sólo podría ser aplicada de momento para notas carentes del más mínimo análisis, estructuradas exposiciones de datos sin sustancia, nervio, emoción o cualquier atisbo de gracia. En definitiva, textos rutinarios y soberanamente aburridos. La Bbc transcribía en su página web el fragmento de un artículo escrito por un “robot”, que reproducimos: “El consumo de alcohol en Colombia baja un 0,68 por ciento respecto al año pasado, ya que el consumo de bebidas espirituosas cayó un 2,29 por ciento. Los ciudadanos de Colombia bebieron 4,38 litros de alcohol en 2014, frente a los 4,41 del año anterior y los siete primeros países sudamericanos. El descenso del 0,68 por ciento es la tercera mayor disminución en América del Sur. Sin embargo, el consumo ha aumentado un 0,92 por ciento en los últimos cinco años, situándose como el segundo mayor crecimiento en el continente. Los ciudadanos de Colombia bebieron sólo 1,28 litros de bebidas espirituosas, una disminución de 2,29 por ciento respecto al año anterior. La caída ocupó el tercer lugar en todo el continente”. Es verdad, puede estar correctamente escrito, pero cómo se echa en falta la sustancia humana…
A la pregunta de si la profesión del periodista se encontraría en riesgo por el surgimiento de estas nuevas tecnologías, la respuesta de momento pareciera ser un “no” terminante. O al menos no supondría un riesgo mayor que aquellos con los que ya viene batallando el oficio, luego de la generalización de contenidos periodísticos gratuitos ocasionada por la revolución digital.