En Ucrania continúan los combates entre las fuerzas de Kiev y los rebeldes pro rusos en el este del país, que ya se han llevado la vida de casi medio millar de personas. La agencia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) cifra los desplazados internos en 117 mil. Según las autoridades rusas, 730 mil personas han salido del país, de las cuales un 80 por ciento permanece aún en zonas fronterizas. La tensión aumentó a mediados de julio, cuando un avión de la compañía Malaysia Airlines, con 298 personas a bordo, fue derribado por un misil tierra-aire a 40 quilómetros de la frontera con Rusia.
Gaza vive a la fuerza un episodio más del eterno conflicto. La Operación Borde Protector que puso en marcha hace más de un mes el gobierno de Biniamin Netaniahu ha acabado ya con la vida de más de 1.800 palestinos, la mayoría civiles. La ONU calcula que más de 215 mil gazatíes, alrededor del 14 por ciento de la población de la Franja, han tenido que abandonar sus hogares en las últimas semanas.
25 MILLONES DE MENORES REFUGIADOS. Pero no por más mediáticos estos casos son los únicos. La sociedad permanece ajena a los 51,2 millones de refugiados en el mundo por la guerra, la violencia, la persecución o la violación de los derechos humanos. De ellos, 50 por ciento son menores. Si formaran un país, éste sería la vigésimo sexta nación del mundo, superando en habitantes a España, Canadá o Arabia Saudita. Según ACNUR, la mayoría procede de República Centroafricana, Sudán, Sudán del Sur, República Democrática del Congo y Mali. Afganistán, Siria y Somalia albergan al 53 por ciento del total de refugiados. En los últimos tres años se ha producido el retorno voluntario más bajo. Sólo medio millón de personas, aproximadamente, han vuelto a sus hogares. Una cifra insignificante comparada con esos más de 50 millones que no pueden regresar por no darse las condiciones necesarias para ello. “El mayor deseo de un refugiado, pese a lo que la gente pueda pensar, es volver a su lugar de origen”, dice María Jesús Vega, portavoz de ACNUR.
Si hablamos de víctimas mortales, la suma en estos países supera con creces las resultantes en Ucrania y Gaza. Pese a lo escandaloso de la cifra, estos y otros territorios quedan relegados a un segundo plano.
Según el “Informe Alerta”, que elabora la Escola de Cultura de Pau, en 2013 se registraron 35 conflictos armados, la mayoría en África (13), que concentró la mitad de los conflictos de mayor intensidad, y Asia (11), que continuó caracterizándose por el peso de las disputas identitarias, así como por la amplia presencia de enfrentamientos de larga duración. Les siguen Europa (cinco), Oriente Medio (cinco) y América (uno).
Del total de conflictos, 60 por ciento fueron internacionalizados y 34 por ciento internos. Al finalizar 2013 continuaban activos 32, tras la reducción sostenida de la violencia en Burundi en los últimos años; y la reducción de la violencia insurgente en las repúblicas de Chechenia e Ingushetia (Federación Rusa).
De todos los conflictos armados activos en 2013, hubo 26 en los que ni el Consejo de Seguridad de la ONU ni la Unión Europea ni la Liga Árabe ni la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) plantearon el establecimiento de un embargo de armas como medida sancionadora.
Además, se registraron 99 escenarios de tensión a nivel global, ocho más que en 2012. Los casos se concentraron principalmente en África y Asia. En la mayoría continúa el uso de la violencia sexual contra las mujeres como arma de guerra, y en países como Afganistán, República Democrática del Congo, Irak y Malí se siguen violando los derechos de los menores mediante su reclutamiento y abuso.
SIRIA, EL MÁS GRAVE. Oriente Medio es escenario del conflicto armado más grave de los últimos años: la guerra en Siria, que actualmente vive su situación más crítica y es la causa principal de los desplazamientos. En tres años han muerto más de 170 mil personas y el país se ha convertido en el líder mundial de desplazamiento forzoso, con más de 9 millones de habitantes desarraigados de sus hogares. El número total de personas que huyen, dentro y fuera del país, ya supera el 40 por ciento de la población que tenía Siria antes del conflicto. Paradójicamente, Siria ha pasado de ser el segundo país receptor a ser el mayor productor de refugiados.
En cuanto al agravamiento del conflicto, a Siria le siguen Sudán del Sur y República Centroafricana.
En Sudán del Sur las víctimas mortales se cuentan por miles, mientras el gobierno y los rebeldes violan sistemáticamente el alto al fuego. Sólo en diciembre del pasado año, cuando un intento de golpe de Estado desató enfrentamientos armados, murieron más de 10 mil personas. Según la unicef, alrededor de 3,2 millones de habitantes necesitan asistencia humanitaria. La cifra de desplazados proporcionada por ACNUR ha superado el millón. Sólo desde diciembre ya han huido del país 380 mil personas, y en las últimas semanas los refugiados sursudaneses a países vecinos crecen a un ritmo de 2 mil al día.
Desde que comenzara la escalada de violencia, en diciembre de 2013, República Centroafricana acumula 685 mil personas desplazadas internamente; unas 160 mil de ellas están distribuidas en 45 asentamientos de la capital, Bangui. Miles de personas han muerto desde entonces en combates, y casi la totalidad de los 4,6 millones de habitantes dependen de la ayuda humanitaria. El terror lo pone la milicia cristiana, denominada Antibalaka, enfrentada a los insurgentes del Séléka.
En Afganistán, Pakistán e Irak siguen los enfrentamientos entre el ejército estadounidense y grupos yihadistas. Según la ONU, las víctimas civiles afganas han aumentado un 24 por ciento con respecto al año anterior en los últimos seis meses, y la violencia sectaria está provocando un desplazamiento masivo que ya alcanza al medio millón de personas. En Irak murieron más de mil civiles en menos de 20 días con el inicio de la ofensiva yihadista del Estado Islámico en Irak y el Levante el pasado junio. En lo que va del año ya hay medio millón más de desplazados.
APLASTAR INSECTOS. En Pakistán los militares estadounidenses que operan los drones de combate Predator se refieren a las matanzas de humanos como “aplastar insectos”. El asesinato del líder talibán Hakimullah Mehsud por un dron estadounidense en Waziristán Norte frustró las negociaciones de paz previstas con el gobierno pakistaní. Hay que recordar que Pakistán, pese al conflicto, sigue albergando al mayor número de refugiados en el mundo, casi todos procedentes de Afganistán.
En Somalia, en estado de guerra y caos desde 1991, la milicia islamista Al Shabab, que anunció en febrero de 2012 su unión formal a la red terrorista Al Qaeda, lucha por instaurar un Estado islámico de corte wahabí. La organización no gubernamental Oxfam cifra en 2,9 millones el número de somalíes que se encuentran en situación de crisis humanitaria y en 1,1 millones los desplazados dentro del país. Según ACNUR, la situación, no obstante, empieza a calmarse, lo que ha incentivado el regreso de 120 mil desplazados y unos 40 mil refugiados.
El mes pasado el gobierno de Mali y seis grupos armados, entre ellos el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad –rebelión tuáreg especialmente activa en Nidal–, iniciaron conversaciones de paz en Argel. Pero la realidad es que el país sigue sumido en un caos donde las armas continúan como protagonistas. Más de 130 mil personas se han refugiado en el extranjero y otras tantas se han tenido que desplazar a zonas del interior.
Libia, por su parte, ha visto agravada su situación en las últimas semanas a causa de los ataques de milicianos islamistas que buscan controlar el aeropuerto de Trípoli, en manos de la milicia Zintan desde la caída del régimen de Muammar Gaddafi. Mientras tanto, grupos islamistas luchan contra las tropas del gobierno en Bengasi, la segunda ciudad del país. Sólo en la última semana han muerto más de 200 personas. Este clima de violencia motivó que la ONU retirara a su personal de ese país por razones de seguridad.
En Colombia los negociadores de paz del gobierno y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han acordado crear una subcomisión para empezar a tratar el fin del conflicto, que incluye la discusión de aspectos como el desarme y un cese al fuego. Según un informe de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, el conflicto armado ha afectado a más de 6 millones de personas en medio siglo, entre muertos, desplazados, heridos y secuestrados.
Mientras tanto, el mundo parece mirar hacia otro lado.