Punto y seguido - Brecha digital
Nueva política pública para la cultura cogestionada por la IM y organizaciones feministas

Punto y seguido

El sábado 13 de noviembre, en la Casa de las Ciudadanas, se presentaron formalmente los Puntos Violetas, espacios de información y asesoramiento acerca de situaciones de violencia de género ubicados en los escenarios vinculados al carnaval montevideano. Se trata de una propuesta que se puso en marcha en 2020, en un ejercicio de cogestión entre la IM, las organizaciones feministas vinculadas al carnaval y la Comisión de Género del SUCAU, con el objetivo de fomentar una cultura libre de violencia machista.

Presentación de los Puntos Violetas en la Casa de las Ciudadanas Victoria Rodríguez Porras

La jornada del sábado no fue solo la presentación oficial de una política pública: fue también un espacio de encuentro entre compañeras, en un diálogo que incluyó la sistematización de los testimonios de las denuncias hechas en las redes sociales que irrumpieron en la comunidad en 2020. Fue, además, una jornada festiva, con la toma del espacio público por el arte y el carnaval, y un cierre musical a cargo de la comparsa de mujeres y disidencias La Fauna.

PUNTO DE PARTIDA

Los Puntos Violetastienen su origen en la necesidad de responder a las características históricas y estructurales excluyentes del carnaval, en un momento de auge de los movimientos y las organizaciones de los colectivos feministas. El carnaval montevideano es uno de los principales ámbitos de nuestra cultura popular y es conocido como la expresión de la voz del pueblo. Pero la primera violencia que sufrimos las mujeres en el carnaval es haber sido excluidas de la fiesta y asignadas a lugares accesorios o decorativos, imprescindibles para que los varones pudieran estar arriba del escenario y hacer sus carreras artísticas. Así, la voz del pueblo ha sido la voz de los varones cis, mientras que las tareas relacionadas con la exhibición del cuerpo, el vestuario, el maquillaje, la gastronomía y el cuidado de las infancias defineron los lugares reservados para las mujeres. Esta desigualdad de género en los roles se identifica no solo en la exclusión en los escenarios de las mujeres y las identidades disidentes, sino también en el desprestigio y la invisibilización de algunos rubros técnicos asociados a lo femenino. Este ambiente patriarcal, masculinizado y sexista es un terreno fértil para que se desplieguen diversas formas de violencia contra aquellas mujeres que deciden participar de la fiesta popular.

PUNTO FINAL

En agosto de 2020, a través de la cuenta @varonescarnaval, se hicieron públicos cientos de testimonios digitales sobre la violencia de género y los abusos sexuales en los espacios carnavaleros. Mujeres y adolescentes hicieron denuncias públicas (258 testimonios) y decidieron poner punto final al silencio de estas violencias estructurales, lo que sacudió al ambiente del carnaval, a las organizaciones feministas y a las instituciones responsables de los eventos. Este hecho devino en un hito en el camino de visibilización de la violencia de género, el acoso y la violencia sexual. El contenido de las denuncias no fue una sorpresa para las mujeres que habitamos esta fiesta popular y mucho menos para quienes veníamos problematizando esta grave situación en las organizaciones feministas. No obstante, la irrupción pública de estos testimonios volvió urgente la necesidad de encontrarse y poner en práctica redes de cuidado y contención. El punto final al silencio fue un cimbronazo que nos invitó a reinventar nuevas prácticas feministas desde la bronca y el dolor.

PUNTO Y SEGUIDO

A los pocos días del estallido de las denuncias expresadas digitalmente fue indispensable reflexionar juntas y respaldar a las compañeras que se animaron a romper el silencio. Ese grito a viva voz se multiplicó y fue parte de todas. Se volvió urgente pensar en el carnaval que deseamos habitar y celebrar, y propiciar una acción colectiva comprometida con la construcción de ambientes seguros y libres de violencia. Así, con los cuerpos atravesados por las historias compartidas y las propias, nos encontramos para responder colectivamente a las mujeres y las disidencias que transitan la cultura.

Frente a la responsabilidad institucional y la urgencia por intervenir de forma inmediata, la Intendencia de Montevideo (IM) organizó una reunión abierta, a la que convocó a mujeres y disidencias involucradas directamente con el carnaval, para obtener información de primera mano y tomar medidas conjuntas. Las denuncias virtuales y la magnitud que tomó la problemática en los medios de comunicación nacionales e internacionales tuvieron un impacto político que obligó a las autoridades municipales a tomar decisiones para responder con celeridad e intervenir en un debate que, gracias a la acción colectiva de los feminismos organizados, tomó dimensiones insospechadas en la esfera pública.

Distintos colectivos feministas y artísticos –como la Comisión de Género del Sindicato Único de Carnavaleras y Carnavaleros del Uruguay (SUCAU), el colectivo Técnicas Trabajadoras del Carnaval y el Encuentro de Murguistas Feministas, así como diversas participantes de la Murga Joven y otras mujeres del ambiente carnavalero– se reunieron con la Dirección de Cultura y la División Asesoría para la Igualdad de Género (DAIG) de la IM para debatir y aportar sugerencias. Fue en ese espacio que se propuso crear los Puntos Violetas, tomando como modelo las intervenciones hechas en eventos culturales de España. Allí se abrió una ventana de diálogo entre la institucionalidad y los feminismos para potenciar respuestas asertivas.

PUNTO VIOLETA

Junto con la DAIG, en el marco de sostenimiento de una política de derechos igualitaria para toda la ciudadanía, se acordó crear un espacio de referencia en las presentaciones de espectáculos ligados al carnaval: los Puntos Violetas. Sus objetivos principales son visibilizar el rechazo institucional a las situaciones de violencia denunciadas y brindar asesoramiento e información sobre los servicios especializados de atención en situaciones de acoso y violencia basada en género. Cada Punto Violeta cuenta con la presencia de dos mujeres/disidencias del ámbito carnavalero y una profesional especializada en la temática, materiales de difusión y una carpa violeta que marca la presencia feminista en cada escenario. Este año se han implementado en los espectáculos del Carnaval de las Promesas, la Murga Joven y la Prueba de Admisión al Carnaval Oficial. Se prevé que se incorporen en el carnaval oficial, en el Teatro de Verano.

Los Puntos Violetas son el producto de un contexto histórico de conciencia feminista y acción frente a todo tipo de violencia sexista. Son el fruto de los feminismos organizados, de las movilizaciones en la calle, de las alertas feministas y de las acciones sistemáticas contra la violencia. Son un instrumento que pretende que la comunidad se comprometa a dejar de ser indiferente a la violencia sexista y que tiene como objetivo informar y asesorar sobre situaciones de violencia o acoso basados en género. Son un espacio de escucha en cada escenario, un espacio de contención para las mujeres, un punto de referencia que nos mantiene alertas y nos recuerda, de forma constante, la necesidad de que los espacios culturales sean seguros y habitables para todas las personas.

En tanto, nos enfrentamos con una problemática estructural. Entendemos los Puntos Violetas como una herramienta disponible, una medida de protección y cuidado. Sin embargo, sabemos que queda mucho camino por recorrer. Es necesario propiciar acciones más hondas y abarcativas, estimular los cambios culturales en toda la comunidad y llevar adelante acciones transformadoras sostenidas en el tiempo. Los feminismos organizados apostamos a construir un carnaval en el que la festividad sea un derecho para todes. Por ello, creemos fundamental crear espacios cuidados, en los que haya garantías para una participación real de las mujeres y las identidades disidentes, subalternas y excluidas históricamente del carnaval. Es tiempo de lograr un carnaval que se constituya como un espacio libertario, de goce de los cuerpos, de expresión popular libre de opresiones y violencias.

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