En los últimos 20 años, y a pesar de su aislamiento, Rosa, con altibajos anímicos y quebrantos de salud, estuvo activa y en su currículum no faltan exposiciones en distintas ciudades del país y del exterior, así como la publicación de sus poemas.
De adolescente, casi una niña, Rosa manifestó un fuerte interés por el arte y despuntó una vocación creadora alentada por sus padres. En una reseña autobiográfica que publicó como prólogo a sus poemas contó que a sus 13 años ingresó al Taller de Artes Plásticas de la Intendencia Municipal de Durazno, dirigido entonces por Claudio Silveira Silva, «que era muy revolucionario en sus grabados, pero sin embargo imponía una técnica torresgarciana para la pintura».1 Descontenta con una metodología que la encorsetaba («me cansé de dibujar todo recorta...
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