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Promesa sin responsabilidad

Improvisación y restricción de derechos, los seis refugiados de Guantánamo son víctimas de la falta de una política de refugiados y de la opacidad del gobierno uruguayo. Vislumbran un futuro “sin esperanza alguna”.

Adel, en la casa del Pit-Cnt que compartieron los seis refugiados de Guantánamo / Foto: Oscar Bonilla

Si “improvisación” es la palabra que mejor le cabe a la política de refugio en Uruguay (véase Brecha, 3-II-17), “opacidad” es un término que ilustra bien lo que sucede alrededor de los refugiados llegados desde la cárcel de Guantánamo y del programa que el gobierno elaboró para su acogida. Opaca fue, por ejemplo, la negociación que implicó su llegada: No se sabe cómo ni por qué Uruguay habría logrado sortear condiciones que Estados Unidos impone para garantizar su “seguridad nacional”, como restringir por dos años los viajes al exterior de los ex presos (véase Brecha, 21-VII-16).

La opacidad rodea también al Servicio Ecuménico para la Dignidad Humana (Sedhu), la Ong encargada de gestionar el programa de acogida para los seis guantanameros. Sedhu rehusó responder cualquier consulta formu...

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