La supervivencia del periodismo es un desafío. Conectarse en estos momentos de pandemia también, y las posibilidades se han reducido a los encuentros virtuales. En ese contexto se inserta el ciclo de charlas que Brecha propone para festejar sus 35 años. En la segunda mesa, realizada el martes 3 de noviembre, periodistas de cuatro países de América Latina expusieron sobre Periodismo y Poder, y los desafíos impuestos a la labor en la difícil coyuntura que viven nuestros países.
Entender y unirse
La periodista, documentalista y docente argentina Ana Cacopardo, conductora del ciclo Historias Debidas en canal Encuentro (Televisión Pública argentina), empezó dando claves para definir el momento: «Estamos hablando de la globalización neoliberal, de un capitalismo tardío en el que la tensión es entre capitalismo y vida, y hablamos de un poder que no puede pensarse ya en los términos tradicionales de Estado nación, que han sido rebasados, desde arriba, por el poder global, y desde abajo, por experiencias que se le resisten y se organizan, y convierten a América Latina en un formidable laboratorio de resistencias al orden neoliberal».
Cacopardo también afirma que los sectores de derecha han tenido dos grandes éxitos ideológicos: «Instalar el discurso punitivista y la idea de la mano dura, y socavar la idea de una sociedad solidaria, cortando ese lazo que nos hacía sentir parte de una comunidad en la que el otro no es un otro peligroso». Revertirlo, entiende, es un desafío para los movimientos sociales y populares, que están atravesados por esos mismos debates y problemas. Para Ana, «precisamos construir una mirada que nos permita salir de la polarización, porque esa polarización le sirve al poder, porque son polarizaciones construidas a través de la invitación al odio».
Unidad y mirada continental
En algunos países como Brasil, desde donde participó la periodista Natalia Viana, fundadora de la Agência Pública y ganadora del Premio Gabo de Periodismo, muchas victorias discursivas e ideológicas de los sectores reaccionarios y conservadores se dieron al calor del avance del poder evangélico. Como ella misma señaló, «este es uno de los desafíos que tiene el periodismo en el continente», porque estos grupos, afirma, «están empezando a unirse en toda América Latina con financiación proveniente de Estados Unidos –grupos cercanos a Trump, por ejemplo–, para hacer avanzar agendas misóginas y anti derechos humanos».
Ese desafío no es sólo «cómo investigar esto desde una mirada continental y cómo cubrir desde la denuncia, sino cómo generar indignación sobre lo que está pasando. Y en eso estamos». Viana propone la alianza como salida: «Necesitamos buscar alianzas con otros medios y periodistas, reforzando colaboraciones nacionales e internacionales que nos permitan avanzar y fortalecernos, y nos den coraje para enfrentar este momento, que está muy difícil».
Contra la censura
«El periodismo es un oficio históricamente al servicio de la verdad», afirma el fotoperiodista salvadoreño Víctor Peña, de El Faro, primer periódico digital de América Latina, fundado en 1998. Lo dice y explica que en su país los últimos años han sido muy difíciles para quienes tienen este oficio, porque a los poderosos les molesta la verdad. En El Salvador, marcado por décadas de guerra, primero, y pandillas, después, arrecia una onda (no inédita, pero sí intensa) de persecución y descrédito del periodismo independiente por parte del gobierno de Nayib Bukele.
«Tenemos un presidente al que le estorba el periodismo que critica y cuestiona. Se burla de los periodistas en las conferencias y deslegitima su trabajo», apegándose «al mismo guion del poder en el resto de los países: usar los recursos del Estado para desacreditar nuestro trabajo y perseguirnos, por un lado, y ganarse la opinión pública a través de enormes gastos en propaganda, por otro». Como periodistas, agregó, «debemos luchar contra ese descrédito y esa ola de desinformación, y para eso es importante que haya medios y periodistas independientes que consigan increpar al poder y fiscalizarlo».
Disputa de narrativas
Desde México participó de la mesa Carlos Fazio, corresponsal de larga data de Brecha y columnista de La Jornada. Carlos dijo que «en los últimos 36 años el poder real en México lo tienen las corporaciones y las empresas, el estrato militar y la Iglesia Católica, y que durante todo este período neoliberal han contado con el apoyo masivo de la prensa hegemónica, y de las familias que dominan los medios, integrantes de la plutocracia mexicana». Estas familias ayudaron a construir socialmente el miedo, al tiempo que ocurría una militarización y paramilitarización de México, justamente en zonas donde hay grandes recursos estratégicos: «Ayudaron a construir la falsa guerra a las drogas, que, en realidad, es una guerra por los territorios».
A todo esto, las penurias de la prensa independiente: «Hostigada por los gobiernos de turno vía presupuesto, recorte del papel y de la publicidad». Con la llegada al poder de López Obrador en 2018, se agudizó una «disputa narrativa por el México posible», para ver quién la logra imponer, y hasta ahora está ganando el gobierno.
Fazio analiza que se vive en el país «una transformación dentro del marco capitalista que, sin embargo, es catalogada de populista por la derecha neoliberal». Y afirma: «Nuestro papel es acompañar desde una perspectiva crítica del sistema, defender la verdad y tratar de llevar los hechos con el contexto necesario a las audiencias para que puedan sacar sus propias conclusiones».