Se llamó inicialmente Qatar-gate al escándalo que implicó a la FIFA en la designación del emirato como sede del Mundial de fútbol que acaba de terminar. Las investigaciones se extendieron entre 2010 y 2015 y dejaron al descubierto toda una trama de corrupción que barrió con muchos de los principales jerarcas de la transnacional del fútbol y hundió hasta el cuello a políticos como el expresidente francés Nicolas Sarkozy, que, a cambio de apoyar a la monarquía catarí para que se hiciera con su Mundial, consiguió jugosos contratos de venta de armas, entre otras muchas cosas.
Pero aquel primer escandalete dejó paso a otro que recién está despuntando y pinta acaso más grosso, al aparecer involucrada una de las principales instituciones políticas de la Unión Europea (UE): su parlamento...
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