Para el corazón del barrio - Brecha digital
Memoria y patrimonio en el oeste

Para el corazón del barrio

Obra teatral 1975, enmarcada en el ciclo Sembrando Memoria, centro cultural Casa de la Pólvora. DIFUSIÓN

La Casa de la Pólvora es una edificación colonial construida a fines del siglo XVIII en el Cerro. Concebida como un arsenal, la construcción pasó décadas abandonada y fue una de las locaciones que el colectivo Teatro para el Fin del Mundo (TFM) pensó para sus intervenciones escénicas, que buscaban reconstruir la memoria de los espacios abandonados del barrio. Si bien como locación del TFM no prosperó, en 2015 un grupo de alumnos de sexto año de la Escuela N.º 364, lindera a la estructura abandonada, presentó al Municipio A la iniciativa de recuperar el lugar. A mediados de 2021 le ofrecieron a Susana Souto, directora artística de TFM, gestionar ese espacio para convertirlo en un centro cultural. Actriz egresada de la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático), docente de teatro y con formación de historia en el IPA (Instituto de Profesores Artigas), Souto no dudó y aceptó la propuesta. «Esta es una construcción de 1794, que tiene esta historia vinculada a lo militar, a la destrucción, a la guerra. Convertir el lugar en un centro de investigación para las artes escénicas en territorio, en mi barrio, me pareció más que motivador.»

Souto empezó su gestión en junio de 2021, pero el centro cultural se inauguró el 3 de octubre. Durante ese período se llevó adelante un trabajo con el barrio, algo que la actriz y gestora considera fundamental «porque se puede tener una programación bien interesante, pero si no se genera el público, no tiene sentido». Es así que se establecieron tres líneas de trabajo: «Una tiene que ver con el trabajo directo con la comunidad, que participa activamente en la propuesta de talleres. En un segundo nivel está la circulación permanente de espectáculos, con énfasis en artes escénicas. Y en un tercer nivel está el desarrollo de programas de investigación, en general, y de residencias, en particular».

Yamandú López integra la comisión administradora de la Casa de la Pólvora en representación de los vecinos y, desde ese lugar, señala que la intención es que la comunidad sea parte. «La idea es nuclear al vecino y que el espacio sea pensado junto con ellos, porque es de ellos. Susana hace un año que viene haciendo tremendo laburo y nosotros estamos para ayudarla, y, como trabajamos socialmente y uno anda en el territorio, recepcionamos lo que el vecino pretende o lo que le gustaría, y eso tratamos de volcarlo al centro.»

Los abuelos de López fueron militantes cañeros de Bella Unión: «Yo soy nieto del Cholo González y de la Chela Fontora», cuenta con orgullo. Las historias de cárcel y resistencia forman parte de su memoria, pero también de la memoria del barrio. «Hay vecinos –agrega– que han pasado por esas cosas. En El abrazo que no te di, que se va a pasar el 14, aparece un vecino que fue secuestrado acá y llevado a Automotores Orletti, en Argentina. Lo cruzamos a diario y no se conoce su historia. Yo creo que si nos sentáramos a escucharlo, sería removedor para todos. Y la idea es expandir la memoria. Hay cosas que no están contadas y no se hablan. Este es un barrio de trabajadores y es importante transmitir esa memoria. Y así, hablando con Susana, surgió esto de Sembrando Memoria.»

La programación se construyó aprovechando que la casa es sede del programa Oeste Audiovisual. Ya estaba programada para fines de octubre Operación Chocolate, un documental argentino sobre la utilización que hizo la dictadura de la guerra de las Malvinas. Sobre esa base se añadió la posibilidad de proyectar una película como El abrazo que no te di y cortometrajes realizados por el colectivo Memoria en Libertad, que también aporta una muestra fotográfica. A las películas se suma una función de 1975, una obra de teatro de Sandra Massera sobre los años de dictadura en nuestro país.

Para terminar, sobre la importancia de la memoria, López remata: «Si no reconstruimos la memoria, las cosas del pasado, ¿qué futuro podemos llegar a tener? Ninguno. De mi parte es una lucha que voy a llevar siempre. Y esta es una forma. Le seguiremos dando la vuelta para ver si podemos seguir sembrando la memoria, que tanto se necesita».

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