Recuerdos de Uruguay es un conjunto de memorias desordenadas. Preguntas y experimentos sobre el tiempo. Imágenes de personas y paisajes de un Uruguay que podría haber dejado de existir.» Así describe Fabrizio Rossi su segundo y nuevo trabajo solista, invitándonos a pensar en un conflicto clásico: ¿es posible ordenar la memoria? Y de poder hacerlo, ¿lo que logramos reconstruir se acerca en algo a ella?
En este disco, los experimentos con el tiempo son logrados no solo por la manipulación misma de la música, sino por las técnicas que utiliza para grabar. Las grabaciones son en cinta, un formato de varias décadas atrás, y son manipuladas con técnicas electroacústicas básicas de la primera época de la música concreta del francés Pierre Schaeffer: leer la cinta a diferentes velocidades, con la consecuencia de transportar la grabación al agudo o al grave, invertir la lectura de la cinta, superponer materiales grabados en distintos momentos. También hay un trabajo de paneo con los canales derecho e izquierdo –por ejemplo, en el comienzo de «Aeromar 1978»–, lo que hace que la escucha sea mejor con auriculares. Al igual que en aquellas primeras experiencias de mitad del siglo XX, las técnicas están al descubierto y no son solo un medio, sino también un fin.
Por otro lado, aparecen influencias de algunas formas folclóricas de Uruguay. Ninguna está hecha como debería ser, pero tampoco se trata de deformaciones evidentes. Cada canción parece transmitir lo que el artista entiende y absorbe de esas músicas. Si tomamos estas grabaciones como diversos métodos para reinterpretar la tradición, sin duda hay algo de Lauro Ayestarán en Fabrizio, que arma su propio mapa musical. Más que influencias, tal vez se trate de inspiraciones, reminiscencias que logran que en el hoy viva el ayer.
Estos dos grandes planteos sobre el tiempo –las técnicas de grabación y las influencias e inspiraciones– no buscan presentarse como una novedad, pero tampoco constituyen una reivindicación del pasado. Al enmarcar esas elecciones estéticas en la conceptualización recuerdos, el uso de formas y técnicas viejas encuentra, de modo natural, su contemporaneidad. La temporalidad de la música se transforma en metáfora de la memoria de este artista. Así, la tapa imita un desgastado retrato antiguo, de aquellos de finales del siglo XIX, principios del XX. El semblante es el del propio Rossi.
Como parte constitutiva de los recuerdos, en el disco hay tres dedicatorias: «Aeromar 1978» se le dedica a Héctor Giordano, desaparecido en la dictadura militar; «Hospitales» es para Ernesto Rossi; por último, «Duelo» está dedicada a la cantautora Mena Cibils, quien nos dejó a principios de 2019. Esta pieza es instrumental hasta el minuto 3.45, lo que constituye una gran introducción para una canción muy breve –la duración total es de 5.07–. Así como Mena, que falleció muy joven, parece que esta canción termina justo ahí, cuando parece estar empezando.
En casi todos los temas hay un sonido de ambiente que acompaña los instrumentos. A veces se trata del soplido de la cinta misma; a veces es algo que aporta el lugar donde fue hecha la grabación, como en la canción «Cabalgata», en la que se escuchan ruidos de la calle, un grillo, una sirena. También podemos encontrar la superposición de otras grabacionesde campo, como en el final de «Querida», en el que se escuchan charlas de una acampada entre amigos. Al principio de «Aeromar 1978» se escucha más el sonido ambiente que la formación instrumental.
En «Poema retrogradado», el texto es leído para atrás y luego la cinta es retrogradada para que, finalmente, logremos entenderlo. Tiene una forma A-A’, pero que en realidad sería A-’A, sin saber a cuál sección le corresponde cada denominación. Es interesante cómo se disocia el contenido de la forma y en ninguna de las dos partes de la pieza llegamos a comprender todo el conjunto: en una, no entendemos el texto, pero sí la gestualidad; en la otra, es exactamente al revés. Parece que el pasado cobra sentido en la posterioridad, pero, mirando hacia atrás, tampoco queda muy claro. Otro ejemplo de un uso básico pero interesante de estas técnicas electroacústicas es «Sentimiento desconocido», canción en la que se toman fragmentos del tema posterior, llamado «Sentimiento conocido», para enlentecerlos a la mitad de su velocidad original, lo cual hace que, a su vez, la altura quede la mitad de grave.
Al llegar a cierto punto, nos damos cuenta de que la voz suena profunda, grave y reverberada, y se encuentra casi siempre en otro ambiente que el resto de los sonidos. Es una voz lejana, de la cual, a veces, se siente solo la respiración. ¿Será esa voz una reflexión sobre los recuerdos, un pensar «desde afuera», mientras la música y la letra son los recuerdos en sí?
«Sentimiento conocido» es el track 10 del disco. Llegar a este tema es llegar a lo que en verdad fue, y «Sentimiento desconocido» es el recuerdo que, como todo recuerdo, se deforma. Pensándolo bien, «Poema retrogradado» también podría ser eso. ¿Escuchar no es siempre escuchar el recuerdo, incluso a milésimas de segundo?
«Todo», aunque parte también de la tradición de la música concreta, se separa bastante por la técnica, ya que, además de la sonoridad del sintetizador, «es un poema sonoro compuesto por 36 sílabas o pedazos de palabras sampleadas en un teclado y luego tocadas “recitando” el poema, que se desarrolla a sí mismo a partir de su posibles combinaciones». Es un tema que responde a un paradigma contemporáneo, pero parte de un vínculo reconocible con el ayer. La letra es un momento de autoconsciencia: evoca un presente cuya memoria es un cúmulo de imágenes irreales, un ahora que se proyecta hacia atrás porque ahora sí tiene un lenguaje que le permite señalar su propia historia. Es como si el disco tuviera un orden anterior, un destino al que teníamos que llegar, pero solo podemos concebirlo al mirar hacia el pasado. Quién fui tiene mucho de quién creo que fui y, al fin y al cabo, de quién podría haber sido.
«7 trompetas» cierra el disco con un ensamble de flautas y trompetas grabadas a distintas velocidades, en una estética que parece oscilar entre la influencia de Graciela Paraskevaídis y la de Giacinto Scelsi, en un diálogo con la tradición de la música contemporánea. Es el desvanecimiento de ese ser que tuvo que rever su historia para repensar el presente y dejar atrás todo eso que ya fue. No parece casual que esta pieza sea la música que más se despega del resto, que podría ser de otro disco, tal vez el disco por venir.
Recuerdos de Uruguay, de Fabrizio Rossi. Feel de agua, Montevideo, 2021