Durante el primero de los dos conciertos que ofreció a principios de esta semana en la sala Fabini del Auditorio Nacional Adela Reta, Andrés Calamaro hizo notar que entre el público había gente de todas las edades, incluso “veinteañeros que parecen nunca cumplir años”. El detalle no es casual y tiene una explicación: Calamaro es varios a la vez, y todas esas versiones de sí mismo, que a veces discurren en paralelo y otras veces se contradicen, van apareciendo en cada uno de sus discos y conciertos. Hay un Calamaro para cada generación: todos son distintos y van desde el rock hasta el tango, pasando por la cumbia y el bolero, pero nunca dejan de sonar a Calamaro, cosechando en el camino fieles y detractores. En la última década, el argentino se había presentado en cuatro ocasiones en Montev...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate