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Nunca todos contentos

La política monetaria del BCU para bajar la inflación se vio tensionada cuando el organismo intervino en el mercado comprando dólares. La aparente incoherencia de la medida evidenció varios reparos en cuanto a la oportunidad de la política, su eficiencia y a quiénes busca beneficiar.

Diego Labat, presidente del Banco Central, junto a Azucena Arbeleche, ministra de Economía y Finanzas Focouy, Gastón Britos

A mediados de agosto, el Banco Central del Uruguay (BCU) decidió aumentar, por primera vez desde el inicio de la pandemia, la tasa de interés, para iniciar un lento proceso hacia la contracción de la cantidad de dinero circulante, con el objetivo de ubicar la inflación en el rango definido por el gobierno –entre el 3 y el 7 por ciento–, en el entendido de que la actividad económica había comenzado a recuperarse. Se busca hacer más caro el peso y atraer inversores desde el dólar hacia instrumentos en moneda local, lo que debería presionar a la baja el tipo de cambio. Si bien podría considerarse que el aumento fue poco significativo, dado que las tasas siguen estando por debajo de la inflación –la suba fue de 4,5 a 5 y la inflación está arriba de 7–, a fin de mes, luego de que la divisa –qu...

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