No parece ser de recibo la postura del secretario general del Partido Colorado, diputado Germán Cardozo: “Somos de los que creemos que a los adversarios políticos se los combate de frente y en vida; cuando las personas se van, no corresponde hacerles críticas”. De ser así, no se podría criticar a Adolf Hitler o a José Stalin, que según se sabe están muertos. Seguramente Cardozo se sentía incómodo de hacer críticas cuando el cuerpo está todavía caliente; pero ni siquiera en esos casos, el Ñato (y su álter ego el ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro) se hubiera privado (seguramente no se privó) de poner los puntos sobre la íes: por coherencia y por el temperamento que sus antiguos adversarios reconocieron en declaraciones formuladas durante el sepelio y el entierro.
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