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Murales de desaparecidos en Ciudad de México

Memoria para hoy

Los colectivos Hasta Encontrarles CDMX y Colores en Resistencia posan frente al mural dedicado a Leonel Báez y Jesús Reyes Escobar, realizado como parte del proyecto «Muralismo y arte por nuestros desaparecidos». Ciudad de México, 22 de julio. ELIANA GILET

Conversando con unos amigos, inspirada en el amplio movimiento que existe en México denunciando la violencia mediante intervenciones del espacio público, Juana Garrido pensó que pintar retratos en los sitios de la Ciudad de México donde las personas han sido desaparecidas tendría una doble función: de denuncia y, a la vez, de localización de los casos. A cuatro años de esa idea, el colectivo Hasta Encontrarles, que ella integra, se alió con otro, llamado Colores en Resistencia, y juntos hicieron posible el octavo mural de esa serie que bautizaron «Muralismo y arte por nuestros desaparecidos».

Con distintos artistas solidarios, han pintado los rostros de Leonel Báez Martínez, Jesús Armando Reyes Escobar, Felipe de Jesús Olvera Martínez, Natali Carmona Hernández, Mariela Vanessa Díaz Valverde, Braulio Bacilio Caballero, Pamela Gallardo Volante y Viviana Garrido (hermana de Juana, el primer mural), personas de 13 a 35 años que fueron desaparecidas en la capital mexicana entre 2016 y 2019. El impacto emocional que les provoca ver sus rostros en la pared es evidente, pero, por debajo, este proyecto también tuvo un impacto organizativo: al crecer a la par de la conformación del colectivo –el primero de víctimas de desaparición en la Ciudad de México–, los murales fueron su gimnasia de organización, que han mantenido horizontal y en la que las familias participan directamente. Eso es evidente al verlos pintar juntos.

Juana señaló otro elemento importante: hacer un mural es un esfuerzo común que distiende, que les permite convivir y comer juntos, y que afloja la presión constante de buscar un familiar desaparecido. También es un acercamiento con la prensa, un motivo de difusión pública de los casos y la apropiación de un espacio permanente de denuncia en un entorno concurrido y significativo. Es un símbolo y un lugar de representación, de rendir culto. Es la recuperación de una porción de la ciudad para la reunión, la conversación, el consejo y el consuelo, donde se pone en común el peso individual de cargar en los hombros con una crisis social.

EL ÚLTIMO

Fue el mural dedicado a Jesús y Leonel, dos jóvenes que están desaparecidos desde el 29 de noviembre de 2019, junto con Ángel Ramírez Chaufón, tras salir de trabajar en una tienda de la cadena Sanborns –propiedad del magnate Carlos Slim–, que se encuentra apenas a diez minutos, en la colonia Lindavista, una zona acomodada del otro lado de la avenida Insurgentes.

El caso de los tres trabajadores de Sanborns desaparecidos conmocionó a la capital mexicana dada su difusión masiva y su ocurrencia un viernes a las diez de la noche en medio de una arteria principal del norte de la ciudad. El mural se realizó en dos días, en una danza de pinceles y brochas que pasaron por las manos de todos. Michela, artista del colectivo Colores en Resistencia, que se encargó de dibujar los rostros, destacó la espontaneidad con que participó la gente, a quienes no tuvieron que indicarles nada para que se pusieran a pintar con libertad.

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