Lectores no tan silenciosos - Brecha digital
Sobre la comunidad uruguaya de bookstagram

Lectores no tan silenciosos

Un interés colectivo que comenzó en blogs y migró a redes sociales en los últimos cinco años, y que nuclea a mucha gente alrededor de los libros. ¿Qué es bookstagram? ¿Qué es lo que hacen quienes forman parte?

Instagram @lachica_de rayas / Captura de pantalla

Una fotografía de un libro cualquiera junto a una taza de café, una vela, un par de lentes, un lápiz o una lapicera. A veces, está apoyado sobre la superficie junto a los otros elementos que lo acompañan. Otras veces, hay una mano que lo sostiene. Un ángulo perfecto, una foto espontánea. Un fondo de madera o un fondo blanco. Existe un núcleo, una comunidad en redes sociales que gira alrededor de los libros y que crece constantemente y sin apuros.


El término bookstagram nace de una conjunción: book (‘libro’) e Instagram, y en su seno acuna a quienes hacen de sus cuentas un rincón para los libros: para reseñarlos, para recomendarlos, para resaltarlos por sobre el resto de cosas. Claro que Instagram no es la única red social en la que los influencers literarios comparten sus lecturas; la comunidad se extiende y tiene núcleos en todas las redes sociales, cuyos usuarios lectores se reúnen bajo conjunciones similares: booktube, booktok.


EL PRINCIPIO


Uruguay, como tantos países, tiene su propio mundillo de bookstagram, y es que, entre todas las redes sociales, la comunidad lectora de Instagram es la que sobresale. Cada uno tiene un inicio particular, pero la mayoría de las y los actuales bookstagrammers del país empezaron, sin embargo, en blogs. La necesidad que tenían al comenzar esos espacios virtuales era la que mantienen hasta el día de hoy: compartir sus lecturas, dejar su propio registro de ellas. En esos blogs encontraban el lugar que estaban buscando para reseñar y recomendar sus lecturas preferidas o, como cuenta a Brecha Agustina Balea, autora del blog La Biblioteca de Hermione y actual @baleartelibros,1 el blog le permitía analizar en profundidad ciertos aspectos. «Las mujeres en Harry Potter», o «Harry Potter y la sexualidad» son dos de los análisis que allí resaltan.


Melisa Beraza, @lachica_derayas, creó su blog y el Instagram en paralelo, «como para llevar gente de Instagram al blog», aunque, como comenta al semanario, «después la cosa fue cambiando». Mariana López cuenta que comenzó con su blog alrededor de 2014 y que, «como por pedido popular», en 2018 creó su actual cuenta de bookstagram, @lecturasdeannie. Laura Silva, @lausilva_olivera, también supo empezar en blogs hasta la migración a Instagram, «ahí me prendí un poquito a ver qué estaban haciendo y empecé a usar la plataforma para eso, para hablar de los libros que leo», dice a Brecha.


La llegada de Gianclaudio Matatelo (@blogwhatalife) al blog, y luego a bookstagram, se dio a raíz de la convención literaria Librofest en 2017, en la que se encontró con el club de lectura que sería su motivación para empezar. «Me armé un blog para compartir las reseñas y meses después llegué a Instagram porque quería difundir las cosas que escribía en el blog», dice al semanario. Elizabeth Rivero (@lizzbooks) se topó con bookstagram en la búsqueda del libro que la devolvió a la lectura: Llámame por tu nombre, de André Aciman. «Vi que había gente que se dedicaba a hacer reseñas y dije: “Bo, ¿por qué no se me ocurrió hacer eso?”», cuenta.


Instagram, a pesar de contar con una extensión restringida de caracteres, les proponía un juego nuevo: una cercanía con el otro, con quien lee la reseña, con quien puede dar un me gusta y comentar al instante. «El comentario instantáneo de Instagram es muy distinto a lo que pasa en el blog, sin duda. Yo tengo un blog en el que cuelgo reseñas más extensas y no tienen la misma interacción», dice al semanario Santiago Díaz (@santidiaznegrin). El proceso de Santiago Villalba (@lectordemilhistorias) fue al revés: primero se creó la cuenta de bookstagram y, ante el límite de caracteres, abrió un blog en el que podía extenderse.
Antes de tener su cuenta propia en Instagram, Camila Sande (@camiandbooks) seguía bookstagrammers estadounidenses e ingleses porque, según dice al semanario, «acá no sé si estaba tan fuerte la movida en bookstagram». Se sumó en 2018 a raíz de Infoblog: «Dije: “Bueno, voy a hacerme una cuenta para tener un poco más de visibilidad”». Sentía que el blog no terminaba de darle la llegada que buscaba y bookstagram se la ha otorgado en los últimos cinco años. Tamara Silva creó su cuenta (@siloslibrosnoimportan) de la misma manera: «Nació a partir de que consumía mucho contenido, no solo en Instagram, sino también en blogs».


INFOBLOG


Infoblog2 se define a sí mismo como un evento cultural dedicado a la «comunidad de reseñadores de libros» de América Latina y hace un foco exclusivo en lo que llaman «influencers literarios». Dentro de tal categoría es que entran no solo los bloggers y bookstagrammers, sino también aquellos que reseñan en otras redes sociales: booktubers (reseñas en Youtube), booktokers (reseñas en Tiktok) y booktwitters (reseñas en Twitter).


Santiago Villalba cuenta a Brecha que el evento surgió de la necesidad que tuvo, junto con la bloguera Day Hernández, de «reunir en un mismo lugar a las personas que hablan de libros en sus redes sociales». La primera edición fue en 2018, en Montevideo. Ya para su segundo año, y gracias a un editor argentino que participó en aquella primera edición, además de la edición anual en Montevideo tuvieron la oportunidad de replicarlo para la comunidad de influencers literarios en Argentina. Infoblog tuvo un parate, como todo, por la pandemia, en 2020, pero luego pudieron hacer las ediciones de 2021 y 2022 en Montevideo. «Nos gustaría volver a hacerlo en Argentina y en otros países de Latinoamérica», contó Santiago y dijo que la idea es poder extenderse más allá de fronteras, «pero todo esto lo hacemos a pulmón y, si bien las editoriales nos apoyan, hace falta financiación para poder llegar más lejos».


La idea del evento es acercar a los influencers literarios con, sobre todo, editoriales. Las editoriales promocionan sus catálogos, anuncian las novedades, hablan de los libros que les interesa promocionar. Les dan a los influencers un boletín que ellos replican en sus respectivas plataformas. Sin embargo, el intercambio no queda ahí. «Siempre tratamos de mechar algún otro tipo de actividad para que no sea solamente ir y sentarse todo el día a que alguien te muestre una presentación sobre libros», explica Santiago, y menciona que ha habido charlas con autores, visitas de editores, debates sobre temas relacionados con la literatura y la lectura, charlas sobre clubes de lectura y cómo crearlos. «Intentamos mechar otras cosas para hacerlo más interactivo y más entretenido para quienes van», dice.


POR LOS OJOS


Instagram es una red social en la que la primacía la tiene la imagen y los caracteres para los pies de foto son limitados. La magia está en la confluencia de quienes buscan un ángulo perfecto para la foto, un mismo fondo, un mismo filtro y quienes descontracturan sus publicaciones y sus feeds.3 De todas maneras, definir la imagen es la última parte del proceso.


Lo primero es elegir un libro. Hay quienes reseñan todo o casi todo lo que leen y quienes eligen reseñar únicamente lo que les gustó. Melisa, por ejemplo, dice: «Soy muy curiosa y si veo un libro que me interesa, lo leo y lo reseño; si no me gusta, no me voy a obligar [a leerlo]». Tamara elige reseñar únicamente lo que le gusta: «Pienso en mi feed de Instagram como una suerte de minimuestra de mi biblioteca, como una curaduría, es la cara de mis gustos literarios, entonces reseño lo que me gusta». Agustina va en la misma línea, no reseña todo lo que lee «a veces por un tema de tiempo y a veces, más que nada, porque me interesa compartir lo que me significó algo». De la cantidad de libros leídos en el año, Mariana explica que «capaz que reseño la mitad», pero que en el caso de las colaboraciones con editoriales «siempre, me hayan gustado o no, la editorial me pida o no, siento la obligación de reseñarlo».


Las reseñas suelen ser cortas por el límite de caracteres. Algunos eligen compartir parte de la sinopsis del libro, otros simplemente lo introducen de manera breve con sus propias palabras. Lo que sí hace a la reseña es la experiencia de lectura. Algún punto positivo que se haya encontrado, algún dato biográfico del autor o la autora, un poco de contexto. «Yo trato de ser justa con los libros, trato de no ser tan lapidaria», dice Camila. Siente el compromiso de «escribir una reseña que yo sienta que es buena y que realmente transmita mi experiencia de lectura». «Trato de construir un texto breve, contundente sobre todo, y muy personal», dice, por su parte, Tamara.


Sin embargo, lo que triunfa en Instagram es la estética; es una red social que entra por los ojos. «Hay perfiles que tienen una estética muy cuidada, que la mantienen durante mucho tiempo y les queda un feed hermoso», dice Santiago Villalba y se sincera entre risas: «Yo no pude». «Para mí, lo importante no solo es la foto, sino también el contenido», dice Laura, y cuenta que para sus fotos simplemente busca buena luz para que el libro se vea claro. Elizabeth solía subir las fotos «como vinieran, mientras quedaran lindas», pero últimamente se preocupa más por lo visual: un feed «parejito y lindo», con sus torres de libros en el fondo dándole una unidad a la cuenta.


Agustina hizo el proceso inverso: supo tener o buscar un feed estético «porque me parecía que era lo que vendía, que estuviese lindo y que llamara la atención y que estuviese armonioso. Ahora me lo tomo más relajado, tomo la foto que sea linda y no mucho más, les pongo el mismo filtro a todas las fotos y ta», expresa. Camila señala que, en su caso, es «un poco obsesiva con eso, debo reconocer», y explica que tiene una visión estética que quiere mantener. Su gusto por la fotografía y el cine, dice, la ha ayudado a agudizar la mirada, y en este momento se mantiene en un estilo que «no es maximalista ni minimalista, intento mantener una gama de blancos y marrones».


PUERTAS QUE SE ABREN


«Bookstagram me ha abierto un montón de puertas», dice el creador de Infoblog. Y no es el único. Resaltan, sobre todo, las instancias que tuvieron para conocerse entre sí: Librofest, Infoblog, las redes que tendieron unos con otros, las amistades y los vínculos que han ido generando en la comunidad. «Yo al principio no estaba tan vinculada con la gente y me sentía un poco aislada, y como que Infoblog es la primera cosa que digo: books-tagram me llevó a esto», dice Camila. «Lo que voy a recordar toda mi vida va a ser el Club de Lectura Uy, que fue mi primera familia en Montevideo, fueron mis primeros amigos», cuenta, por su parte, Gian.


También se encuentran con la puerta abierta que suponen las colaboraciones con editoriales. Algunos colaboran con editoriales específicas, otros, con varias, otros colaboraban y ahora, por temas de tiempo y quizá por la selección de libros que priorizan leer, no colaboran con tanta frecuencia. Se da un libro a cambio de su promoción, de la reseña –buena o mala–. Ese es el intercambio. «Ellos se fijan mucho en el tema de los seguidores, de las interacciones que tenés con la gente; cuánta gente te comenta, cuánta gente te da me gusta», dice Elizabeth. Camila colabora con dos editoriales y también con autores que le escriben y le envían sus libros. «Te permite sentir que es un poco más profesional lo que hacés», cuenta.


No se queda solo ahí. Bookstagram, cuentan, les ha permitido acercarse a los autores y participar de eventos: dar charlas en la Feria Internacional del Libro, presentar a autores. «Bookstagram me hizo conocer a mi autora favorita, me hizo grabar un video con ella», dice Gian, quien, además de las colaboraciones y las participaciones en eventos, ha trabajado con el Ministerio de Educación y Cultura «dando charlas y diferentes talleres en liceos».


Además, comenzaron a crearse distintos clubes de lectura. Laura y Santiago Díaz coordinan el suyo, El Otro Libro, en el que eligen leer literatura latinoamericana. Surgió en pandemia, y la virtualidad les permite tener un alcance nacional –Montevideo e interior– y también llegar a otros países de América Latina. Agustina, por su parte, empezó su club de lectura A Quemarropa a raíz de Infoblog, luego de escuchar una charla específica de cómo crear clubes de lectura. «Hacía tiempo estaba con esta onda de policial y me parecía que había un nicho ahí desaprovechado, y me largué con el club de lectura», cuenta. El club le permitió hacer charlas con autores nacionales y extranjeros. «Sin dudas que abre puertas», afirma.


SE LEE, Y MUCHO


Hay que romper un mito, el mismo de siempre: que cada vez se lee menos. Es curioso que en una sociedad con tantos escritores –y, sobre todo, escritores jóvenes– esté encarnizada la idea de que no solamente cada vez se lee menos, sino que son los jóvenes quienes leen menos o leen solamente novelas juveniles, como si ese género o nicho literario fuera menos importante que el resto. Bookstagram permite ver que, en realidad, sucede lo contrario. «Creo que es más un cuco recontrainstaurado y no tanto una realidad. No solo lo ves en Instagram, sino con los clubes de lectura no solo en Montevideo, sino en el interior del país; en liceos, en centros culturales hay gente leyendo y organizándose, comentando lo que lee, y otro montón de gente lee en soledad y quizás lo comenta con sus amigos o no lo comenta», dice Tamara.


Tanto la comunidad como la plataforma «aportan muchísimo para reforzar el vínculo con la lectura», dice Santiago Villalba. «En mi generación, el tema de la lectura se veía como algo muy solitario, leías libros y eras un nerd, un comelibros; no digo que se veía mal, pero hacían cierta diferencia si decías que te gustaba leer.» Pero eso, dice el influencer, cambió con las plataformas y ahora la lectura «está más de moda» y «cambió la percepción de la gente».


«Me parece que hay una necesidad de generar ese mito, al igual que existe la necesidad de generar el mito de [que] todo tiempo pasado siempre fue mejor», comenta Santiago Díaz, y engancha esa idea con su opinión acerca de la literatura juvenil: «Me gustaría desmitificar eso de que hay literatura para unos y para otros, porque si no, terminás generando etiquetas que te impiden disfrutar de una lectura». Laura, en la misma línea, comenta que en su club de lectura «hubo gurises de 17, 18 mezclados con gente de 56, 58 años, de diferentes países, leyendo cosas que solos no buscarían», y expresa: «Me parece que se han roto varias fronteras: es mentira que los gurises no leen, los gurises leen más que las personas mayores; no solo leemos cuando tenemos tiempo, nos hacemos el tiempo; nos encanta comentar lo que leemos».


«Yo tengo la teoría de que los lectores somos gente silenciosa, más allá de hacer lo de Instagram, no andás diciéndole a todo el mundo que leés. Pero eso de que los jóvenes no leen para mí es un mito, porque re leen. Basta con ir a la Feria del Libro, tanto la infantil y juvenil como la internacional», comenta Melisa. Y bookstagram, como rompe ese silencio de los lectores del que habla la influencer, también acerca, arrima a la gente a la lectura. Captura a jóvenes y adultos que eran lectores solitarios y, como expresa Santiago Villalba, «te estimula ver tanta gente que lee y comparte lo que lee; te motiva a hacer lo mismo».

  1. Todos los @ refieren a cuentas de Instagram.
  2. Web de Infoblog: https:/infobloglatino.com/.
  3. Se le llama feed al tablero de fotografías compartidas por la cuenta, ordenadas cronológicamente.

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