Murió solo, «como muere el ciervo herido», en su casa de Londres, a miles de quilómetros del paraje en medio de la pampa en el que había nacido 81 años antes. Hudson murió solo porque así lo quiso, pero rodeado de admiración y afecto, cuando había alcanzado la legitimidad social, la ciudadanía británica y la consagración como escritor. Su Obra reunida fue publicada al año siguiente por su editor habitual Dent & Sons, en 24 tomos que incluyen todos los libros que escribió, desde La tierra purpúrea hasta Una cierva en el parque Richmond, que no alcanzó a ver publicado. Un corpus enjundioso que expone las distintas vertientes que cultivó, desde los estudios de ornitología y las crónicas del naturalista hasta la ficción narrativa y la memoria autobiográfica, pero que se despliega y recono...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate