En muchos campos de actividad, pero especialmente en el de los derechos humanos, hay quienes reiteran permanentemente una intención de insulto a la inteligencia del ciudadano común. En los últimos días han florecido ejemplos de argumentos chuecos: por un lado, el ex presidente Jorge Batlle, anclado en la Guerra Fría, sale a denostar el decreto que crea el Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia, acusando al presidente Tabaré Vázquez de “desviación del poder”, porque interpreta que el período de investigación de los delitos (1968-1985) implica calificar de “ilegal e ilegítimo” al gobierno de Jorge Pacheco Areco. Con el paraguas de la “legitimidad”, Batlle pretende ocultar la responsabilidad por delitos de lesa humanidad. Hubo delitos que ocurrieron en democracia, y eso no atenúa la gravedad ...
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