En Brasil el combustible y sus derivados no paran de subir. Desde que Jair Bolsonaro llegó al poder, el precio del diésel tuvo una suba acumulada de 23,5 por ciento, el de la gasolina ha sido de 51 por ciento y el del gas de cocina, de 85,4 por ciento. Estos aumentos empujan al alza el resto de los precios. Sobre todo los de los alimentos, en un país donde actualmente unos 19 millones de personas pasan hambre. Se estima que Brasil terminará el año con una inflación acumulada del 7,9 por ciento.
Cuando comenzó la polémica, a mediados de agosto, Bolsonaro trató de atribuir los aumentos a los gobernadores, a causa de un impuesto cobrado por los estados sobre la venta de combustibles. Sin embargo, ese impuesto casi no registra subas en los últimos años. A partir de entonces, su discurso ha...
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