La desprotección e incertidumbre de los pobladores de Bella Unión vuelve a sentirse, como lo hizo cuando se fundió la madre de sus industrias, Calnu, o cuando el hambre invadió el barrio Las Láminas, hace una década. Y no sólo eso vuelve a sentirse, también revive en buena parte de la población uruguaya la sensación de que la canilla de dinero estatal está siempre derramando en esa zona, sin contraprestación alguna. Los pobladores lo perciben: “sabemos que todo el país piensa que en Bella Unión se nos regala plata pero no es tan así”, lamenta Catalina de Moura, sindicalista de Green Frozen, empresa de congelado y packing de hortalizas que hace un año dejó de producir (véase recuadro).
En los últimos tiempos el foco de ese derrame se puso sobre el emprendimiento energético Alcoholes del ...
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