La confusión entre lo popular y lo conservador - Brecha digital

La confusión entre lo popular y lo conservador

He leído varias reacciones de intelectuales sobre el preocupante éxito electoral de Cabildo Abierto (CA), cuyo enfoque no comparto. Parto aquí de un racconto (tal vez tendencioso) de un contrapunto con Aníbal Corti, para luego identificar nuestras diferencias y sus implicancias.

1) Methol conservador. A partir del análisis de un artículo de Methol Ferré, Corti categoriza al autor como “intelectual conservador” (junto con Figari, Rodó y Real de Azúa), cuyo legado, en forma de “estructuras ideológicas”, estaría detrás del éxito de CA.1

2) El eje popular/cosmopolita. Alternativamente, propongo una explicación conjunta del éxito de CA y la caída del Frente Amplio, basada en la desatención de la izquierda a una parte de sus bases populares (cuya adhesión atribuyo, en parte, al legado de Methol).2 Además de las “estructuras ideológicas conservadoras” detrás de CA, hay que observar el predominio en el FA de un discurso progresista, cosmopolita y modernizador, que desatiende o incluso subestima a lo popular.

Atribuyo esa desatención a que descartamos el eje popular/cosmopolita (de gran peso histórico en Latinoamérica) como fuente de sentido de la política uruguaya, enfocándonos exclusivamente en el clivaje liberal izquierda/derecha al que apelan los análisis sobre CA (el cual, vale aclarar, no digo que sea incorrecto, sino incompleto). Así naturalizamos y universalizamos la forma en que objetivamos la política desde nuestra subjetividad cosmopolita liberal. En este marco cosmopolita se explica la frecuente confusión en la izquierda entre lo popular y lo conservador (versión local y refinada de la atribución de falsa conciencia o alienación a los sectores populares).

3) La gente humilde. Corti insiste en que Methol es un conservador y nada más.3 En cambio, amplía el análisis sobre CA. Si bien no dice nada sobre lo popular (ratificando la confusión recién referida), agrega un intento genuino por comprender la “sensibilidad” de “la gente humilde” que se corrió del FA a CA, contraponiéndola a “concepciones puramente abstractas de los derechos”, dominantes en el FA. No queda claro en qué se diferencia esta sensibilidad de lo popular, tampoco si su existencia también debe atribuirse a Methol. Sin embargo, es interesante observar cómo, subrepticiamente, se introduce aquí la cuestión particular/universal, que remite directamente al argumento de aquel.

Hay en este contrapunto una serie de elementos importantes y nada obvios, que sólo podemos identificar si entendemos: a) que el éxito de CA y la pérdida de votos del FA son expresiones de un mismo fenómeno; b) que este fenómeno, además de su expresión electoral, tiene también un sentido identitario. Intentar entender esto no supone “autoflagelación”, sino autocrítica. Intentar hacerlo apelando a los análisis de Methol o Real de Azúa no supone “ponerlos en un pedestal”, sino asumir la humildad intelectual de entender que alguien ya abordó problemas similares.Para finalizar, destaco tres puntos de la última columna de Aníbal, ilustrativos sobre nuestras diferencias:

1) Unirse a ellos. Así se titula la columna de Aníbal. ¿Quiénes son “ellos”? Hay que diferenciar a Manini de sus votantes, muchos de ellos de sectores populares de las regiones más pobres del Interior, ex votantes de Mujica. Estos no se guían a partir del eje derecha/izquierda o de organizaciones partidarias. Sin embargo, son parte sustantiva del pueblo uruguayo, por y para el cual el FA existe.

2) Tener razón. La columna de Corti finaliza con la cuestión sobre quién tendrá razón en este debate. ¿Qué es aquí tener razón? Si, siguiendo el punto anterior, entendemos que el problema es la constitución del pueblo en tanto voluntad colectiva, no se trata ya de un problema objetivo sobre la veracidad o no de un discurso en relación con un fenómeno exterior (por ejemplo, la idea neoliberal del derrame o la teoría de la plusvalía). Estamos más bien en un marco contingente de producción de subjetividades políticas. Lo que importa es generar un discurso de izquierda capaz de incorporar e interactuar con las sensibilidades, identidades y emociones de esta “gente humilde”, un discurso que intente transformarla en su naturaleza particular, al integrarla a una voluntad colectiva mayor, por ejemplo, el pueblo frenteamplista.4

3) Methol como síntoma. El argumento de Corti (y muchos más) sigue siendo repetir que Methol es un conservador, agregando en general el adjetivo “católico” (pecado máximo para el cosmopolita uruguayo). Pero poniéndolo en la gaveta de conservadores y tragándonos la llave no vamos a conjurar las limitaciones de nuestra naturaleza progre. Methol tuvo gran peso en los momentos de mayor proyección popular del FA, junto con Seregni y Mujica. No es casualidad que, en el momento actual, de tendencia inversa, muchos intelectuales de izquierda se la agarren con él. (Y, como contraparte, reivindiquen a Frugoni, summum del idealismo cosmopolita de izquierda.)5

No creo necesario reivindicar al Methol autor, se defiende solo. En cambio, sí destacar su praxis política, que tal vez no sea tan conocida. La única vez que oí a Fernando Pereira, presidente del Pit-Cnt, disertando en la Universidad de la República, fue para hablar de Methol. No de Frugoni, ni de Zizek. En la ocasión explicó su peso en la decisión de la central sindical de apoyar el Mercosur en los noventa. Temo que, en aquel momento, muchos intelectuales también se la hayan agarrado contra el síntoma.

  1. Véase “Latinoamérica como utopía conservadora, Brecha, 4-X-19.
  2. Véase “¿El pueblo dónde está?”, Brecha, 1-XI-19.
  3. Véase “Unirse a ellos”, Brecha, 8-XI-19.
  4. En este sentido, un discurso político “no es una entidad meramente ‘cognoscitiva’ o ‘contemplativa’; es una práctica articulatoria que constituye y organiza a las relaciones sociales” (Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, Hegemonía y estrategia socialista).
  5. Véase “¿Qué hay de nuevo en Cabildo Abierto?”, de Carlos Demasi, La Diaria, 2-XI-19.

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