No es evidente por dónde se empieza a contar esta historia. Para Graciela Villar, «lo primero es el impacto que tuvo el movimiento constituyente», que fue «una demostración fantástica de cómo desde los territorios, desde las comunidades, tuvieron esa capacidad de movilizarse», pero que viene de antes, «con los estudiantes, con el tema de la gratuidad de la educación», y de «fuera de las estructuras tradicionales de la izquierda». Micaela Melgar empieza a narrar desde «después de las manifestaciones estudiantiles» de 2011, cuando, en 2013, fueron elegidos diputados dirigentes estudiantiles como Camila Vallejo, Giorgio Jackson y Gabriel Boric, que con el tiempo «impregnaron la política partidaria» con «una voluntad de hacer fuerza desde todos lados para lograr esto en unidad». Mariana Menén...
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