Una piedra importante en el camino entre los artistas y su público es conseguir financiación para sus proyectos. Pero aunque el sistema imponga sus reglas de juego, siempre puede encontrarse una vía para reformularlas. Así es que hace unos seis años nació la plataforma idea.me para Latinoamérica que, copiando el modelo de plataformas online de países del Primer Mundo, busca que creadores artísticos consigan fondos para llevar a cabo sus ideas sin depender de las tradicionales gestiones de financiamiento.
Básicamente se trata de una plataforma que permite generar proyectos creativos o solidarios de financiación colectiva. Apoyados en el preconcepto de que las redes sociales favorecen una comunidad interactiva, la plataforma recolecta dinero como en una alcancía; cada quien pone desde sumas mínimas hasta cifras con varios ceros. De no llegar a la meta, el dinero recaudado es devuelto a los participantes. Lo interesante de este proyecto es que saca al artista del lugar de pedigüeño, para convertirlo en uno más de una colectividad donde prima el intercambio por sobre el “te ayudo con unos pesos”. Como en los grupos precapitalistas, el autosustento aquí se basa en el trueque, “te doy lo que tengo a cambio de lo que tengas para darme”.
Un artista tiene para dar su arte, por eso cada contribución económica en la plataforma es recompensada, de acuerdo al monto, con el material artístico. De esta forma, las desigualdades de poder que supone el dinero borran sus fronteras para dar lugar a un intercambio donde todos colaboran y reciben además algo a cambio.
Como antecedente, el uruguayo Rafael Atijas consiguió a través de la plataforma estadounidense Kickstarter financiar su proyecto creativo llamado “Loog guitar” que consistía en una innovadora guitarra de tres cuerdas que le permite a los niños iniciarse en la música de manera sencilla. En ese país la aceptación fue tal que consiguió recaudar casi cinco veces la meta fijada.
Bajo las variantes del mercado nacional, Rossana Taddei está buscando conseguir en Uruguay el dinero necesario para financiar su nuevo disco. Conoció el crowdfunding hace cinco años cuando se encontraba en Europa con el proyecto Minimalmambo. Este ingenioso y simpático sistema, además de resultar una manera gratuita –cuando se hace por Internet– de presentar una idea para conseguir el apoyo económico necesario, supone un llamado a la inclusión de quienes colaboran en el hecho artístico de forma espontánea y voluntaria.
Si bien Taddei aclara que hizo acuerdos de coproducción con todas las discográficas con las que trabajó y que su deseo es seguir trabajando con Bizarro como la casa editora de este nuevo disco, el crowdfunding propone un espacio donde el público y el artista se vuelven parte de la creación.
Hasta el 31 de marzo las personas pueden sumarse a través de la página idea.me (Rossana Taddei próximo álbum) y convertirse en su mecenas a cambio de diferentes recompensas que incluyen discos en formato digital, entradas para su recital el 6 de mayo en el teatro Solís, talleres de canto, conciertos acústicos privados y en todos los casos su nombre como colaborador, impreso en el arte del nuevo disco.
Estos mecanismos ponen a prueba el alcance verdadero de las redes sociales, las razones por las cuales se las usa y la creencia de que son una contribución para la comunicación y difusión de información. Además amplían el concepto de solidaridad a través de nuevas formas de aplicar su ejercicio, en formatos virtuales.