En Hasta que la muerte los juntó1 Shawn Levy se ocupa de la viuda e hijos de un comerciante que, de acuerdo a una tradición judía, conviven durante siete días en la casa paterna, ahora presidida por la madre, encarnada por una enérgica Jane Fonda. El reencuentro de ella con sus hijos –tres hombres y una mujer– no descarta la presencia de los cónyuges –o como se llamen– de cada uno, amén de los problemas personales, de pareja y de relación con el resto de la familia y algún vecino. Todos asuntos que van saliendo a luz con, vale la pena señalar, oportuna naturalidad en una historia que cuenta con cuidadoso diseño de personajes y equilibrados tonos agridulces, si se considera que las sonrisas de la comedia prometida se entremezclan con la seriedad que debe afectar a los protagonistas de situaciones que surgen a partir de un hecho luctuoso. Buena parte de tales logros puede atribuirse a la comodidad con que Levy se maneja en la conducción de actores, un detalle que quizás no extrañe a quienes confíen en la pasmosa soltura de Fonda, la desenvoltura de Jason Bateman y la espontaneidad de Tina Fey, pero vale la pena destacar que tanto éstos como quienes les rodean consiguen plasmar un fresco cuadro familiar que, si bien no aspira a la trascendencia, consigue la identificación y el reconocimiento de espectadores que esperaban bastante menos de lo que el equipo les brinda.
En Una noche en el museo 3. El secreto de la tumba,2 Levy apuesta a continuar la saga de aventuras en el Museo de Historia Natural protagonizadas por el guardia caracterizado por Ben Stiller y amigos y enemigos que se mueven en un sitio donde, aparte de los hechos que aporta la realidad, noche a noche cobran vida las figuras que allí se exhiben. Un repentino descontrol en la aparición de estas últimas lleva al protagonista y a su hijo adolescente a trasladarse nada menos que al Museo Británico, en medio del cual afloran otras dificultades concebidas para divertir a la platea. El objetivo, habida cuenta del presupuesto dedicado a satisfacer las exigencias de los efectos especiales, se cumple con moderada eficacia, gracias al más o menos hábil manejo de las referencias históricas pertinentes y, sobre todo, a la habitual inclusión de un lustroso elenco en el que asoman los recientemente fallecidos Robin Williams y Mickey Rooney, un sinuoso Ben Kingsley, Owen Wilson, Steve Coogan, Hugh Jackman y el mismísimo Dick van Dyke. Una módica diversión, disminuida por un doblaje en español que, además de desestimar el interés por la lectura de los pequeños espectadores, atenta contra los propios actores, quienes, aparte de utilizar el cuerpo y el rostro para componer un papel, se apoyan en la expresividad de sus voces, un elemento que el doblaje mutila con total impunidad. Uruguay supo rechazar el doblaje que se quiso imponer a las películas a fines de los años cuarenta. ¿Seguiremos retrocediendo?
1. This is Where I Leave You. Estados Unidos, 2014.
2. Night at the Museum 3. Estados Unidos, 2014.