Cuando a finales de junio la uruguaya Cecilia Nazzari tuiteó un elogio sobre la comida del hospital cubano en el que era atendida su hija, de 6 años, difícilmente imaginaba la virulencia que alcanzarían los ataques en su contra. Al punto de que la red social terminó borrando aquella publicación y otras en las que describía sus experiencias en el Centro Internacional de Restauración Neurológica de La Habana (CIREN). «Me empezaron a hostigar mucho. En mi país se legisla el acoso cibernético, el bullying, la amenaza y la violencia, y preferí denunciarlo y no meterme en la polémica, no leer los mensajes de amenaza», recordó. Su historia fue una portada recurrente en los medios opositores al gobierno de la isla, hasta que regresó a Uruguay, a comienzos de agosto. Más que en su declarada milita...
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