“Es muy peligroso que Uruguay no haya empezado aún con el aislamiento obligatorio” - Brecha digital

“Es muy peligroso que Uruguay no haya empezado aún con el aislamiento obligatorio”

Con el biólogo argentino Juan Manuel Carballeda, especialista en virología molecular.

Foto: Universidad Nacional de Quilmes

¿Es correcto demorar las medidas más drásticas contra la propagación del covid-19? ¿Se deben generalizar los test de diagnóstico? ¿Qué pasará después de la cuarentena general? ¿Este virus fue creado en un laboratorio? Carballeda respondió estas y otras preguntas en diálogo
con Brecha.

Argentina lleva una semana de aislamiento preventivo social obligatorio, en cumplimiento de un decreto firmado por el presidente, Alberto Fernández. Medidas del mismo tipo se estaban tomando al cierre de esta edición en otros siete países de la región. Mientras tanto, Italia y España sobrepasaron a China en cantidad de infectados y muertos, y Reino Unido, hasta el mismo martes 24 refractario al cierre de fronteras y al aislamiento, adoptó esta semana la cuarentena general para contener al enemigo invisible. Sin embargo, algunos gobiernos tienen reparos con respecto a lo que según muchos científicos y médicos es la única solución conocida por el momento: el aislamiento social para evitar una propagación demasiado rápida del virus. Brecha habló de este y otros temas vinculados a la pandemia de covid-19 con Juan Manuel Carballeda, doctor en Biología especializado en virología molecular, investigador en el laboratorio de virus emergentes de la Universidad Nacional de Quilmes y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet).

—¿Son demasiado drásticas las medidas tomadas por Argentina, teniendo en cuenta que el presidente, Alberto Fernández, pretende extender el aislamiento obligatorio?

—Es una realidad dinámica y se trabaja sobre el día a día. Aún no está decidido oficialmente que el aislamiento obligatorio se extienda más allá del 31 de marzo. Lo cierto es que con la cuarentena se logró reducir el avance de la pandemia, tanto en Argentina como en todos los países en los que se implementó esta medida.

—Uruguay tiene más de 160 casos confirmados (al cierre de esta edición ya superaban los 200), una de las tasas más altas de la región en proporción a la población y, sin embargo, por ahora el gobierno rechaza aplicar la cuarentena general. ¿Cree que Uruguay está tomando el camino acertado?

—Me parece una actitud muy peligrosa, precisamente por lo que acabo de decir. Es muy irresponsable no haber empezado aún con el aislamiento obligatorio general en Uruguay. Esta pandemia nos hace aprender continuamente sobre la experiencia. Hay que aprovechar la experiencia colectiva, socializar los resultados. Y esos resultados indican que incluso países como Italia, que se negó al principio a tomar estas medidas, terminaron tomando ese camino porque es el único posible que conocemos. En definitiva, la meta es retrasar la llegada y la propagación del virus en cada país, por eso el aislamiento. Este virus ha demostrado ser perfectamente tratable médicamente, como lo es una neumonía e incluso una gripe. El problema es su extrema rapidez para propagarse y hacer colapsar los servicios de salud. A veces porque no alcanza la infraestructura y otras porque deliberadamente no hay presupuesto para esa infraestructura. Pero el aislamiento es lo que da resultado. Hasta hace pocos días, Gran Bretaña, por ejemplo, tenía una política errada y esta semana, tardíamente, debió reconocer que era necesario aislarse.

—¿Qué tipo de medicamento se utiliza para tratar el covid-19? ¿Argentina cuenta con ellos?

—Para atacar esta enfermedad se tratan los síntomas y se pone el foco en el sistema respiratorio, como se hace con una neumonía. En algunos países se estudian algunos antivirales usados contra el Vih y se han obtenido buenos resultados, pero no han sido unánimes y la comunidad científica internacional todavía los está evaluando. Argentina tiene los elementos necesarios, pero, de todas maneras, está en tratativas con China para recibir apoyo con insumos, como barbijos y respiradores, esenciales en los hospitales.

—La Organización Mundial de la Salud (Oms) insiste en que es fundamental testear. ¿En qué consisten los test y por qué son tan importantes? ¿Deberían los Estados invertir más fondos en desarrollarlos y emular la experiencia de Corea del Sur?1

—Corea del Sur es un buen ejemplo sobre el valor fundamental del testeo precoz. El problema es que, en muchos países, elaborar testeos masivos no es posible por ahora o es por lo menos muy dificultoso. En Corea del Sur se creó una aplicación que les permitía a las personas ubicar los puestos de testeo. Iban con su auto, se les hacía el hisopado sin que se bajaran de él, se iban y se les enviaba el resultado por Whatsapp, con las indicaciones que debían seguir en cada caso. Eso les resultó muy útil como primera barrera de contención. Claro que es necesario invertir, pero los Estados deben tener claro cómo hacerlo. La idea del test es encontrar lo antes posible los focos de infección.

—Taiwán denunció que su alerta de comienzos de diciembre no fue escuchada por la Oms, dado que, a raíz del litigio territorial que tiene con China, no integra esa organización.2 ¿Se podría haber previsto esta pandemia?

—China tenía el antecedente del Sars de 2002 y 2003, que fue resuelto con medidas drásticas, como ahora. Taiwán actuó con rapidez porque las detecciones fueron precoces en las regiones donde hay mucho movimiento de personas durante el Año Nuevo Lunar. Me parece que en ambos casos, más allá de las diferencias en los modelos y en materia de sanidad, se actuó como indica la experiencia: cerrando fronteras, aislando poblaciones y actuando en forma coordinada con todo el sistema de salud y su infraestructura.

—¿Qué pasará después de la cuarentena general? ¿Será posible volver a la normalidad de inmediato?

—No está claro cómo será el día después, por lo mismo que dije antes: estamos aprendiendo cada día. De todos modos, la vuelta a la normalidad no será repentina, porque todo depende de los sistemas sanitarios. Es arriesgado pensar que cada país puede actuar de manera unilateral frente a un virus universal, como este. La vuelta a la normalidad tendrá que ser progresiva, porque el virus seguirá estando ahí.

—Se habla de alrededor de 18 meses para desarrollar una vacuna. ¿Por qué tarda tanto? ¿Qué pasos deben tomarse cuando se desarrolla una vacuna nueva?

—No es caprichoso el tiempo que se demora en encontrar una vacuna contra cualquier virus. Primero, porque es necesario encontrar las soluciones en el laboratorio. Segundo, porque, una vez logrado eso, viene el período de prueba, que implica no sólo aplicar la vacuna, sino además esperar durante varios meses para ver las reacciones. Recién después, si la vacuna pasa los controles científicos internacionales, se ingresa en la etapa de producción masiva o industrial del medicamento.

—O sea que antes de mediados de 2021 no tendríamos vacuna disponible.

—Así es. China en este mismo momento ya tiene cinco candidatos vacunales en experimentación, pero no habrá resultados por lo menos hasta diciembre.

—Desde el comienzo de la pandemia circula la especulación de que este coronavirus fue creado en un laboratorio. Por otro lado, la academia china lo ha vinculado con el consumo de carne de murciélago en comunidades humanas de China. ¿Qué explicación le parece más razonable?

—No creo que sea un virus creado en un laboratorio. No es viable tecnológicamente. Existen 1.300 variedades de murciélago y cada una tiene un sistema inmune que le permite convivir con varios patógenos, que, a su vez, son muy flexibles en su adaptación a los cuerpos animales. Ya se está trabajando en muchos laboratorios del mundo en esta cuestión del origen del virus y los avances se están viendo lentamente.

—En cuanto a la propagación y la prevención, ¿es posible que la dieta de nuestra región influya en el comportamiento del virus?

—No está comprobado ni hay indicios de que las dietas regionales mejoren o disminuyan su performance. Independientemente de la región del mundo, una buena dieta, que cubra las necesidades físicas de las personas, tanto en las proteínas como en las vitaminas que cada ser humano necesita, mejora las defensas.

—¿Por qué se dice que el frío favorece el virus?

—Como sucede con los virus de la gripe, por ejemplo, este virus aparece con mayor fuerza en invierno. Los virus gripales mueren con temperaturas superiores a los 28 grados, aunque no en todas las circunstancias esto es así de tajante: pueden ser algunas décimas o grados más o menos, especialmente en el aire. El ambiente cálido funciona como inhibidor de los patógenos; el frío les permite seguir con vida, por decirlo así, y genera un clima favorable para su avance y expansión.

Además está el tema de las superficies en las que el virus sobrevive. La experiencia nos indica que en el cobre, por ejemplo, sobrevive tres o más días; en el cartón, un día; en el plástico, algunas horas. Según la temperatura, también sobrevive en el aire; por eso se transmite e ingresa a las vías respiratorias por la proximidad de las personas.

Por esto mismo es importante tener presente que ahora es el momento –en Argentina y en la región en general– de tomar las medidas pertinentes: aislarlo para que se corte la cadena de transmisión. Cuando venga el frío, la situación se complicará.

1.   Tras un crecimiento explosivo en los primeros días de la epidemia, Corea del Sur logró reducir de forma significativa la cantidad de casos nuevos y parece haber frenado el brote sin tener que aplicar algunas de las medidas sociales más extremas que han tomado otros países. De acuerdo a la OMS, esto está relacionado en gran medida al testeo masivo, al seguimiento exhaustivo de cada caso y de sus vínculos sociales y al consiguiente aislamiento de casos positivos y sospechosos.

2.            Taiwán ha denunciado que ya el 31 de diciembre alertó del comienzo de la epidemia en China a las autoridades de la Oms y del propio gigante asiático, en base a información recibida por sus médicos de manos de colegas en Wuhan. China ha sido criticada en reiteradas ocasiones por la represión que aplicó en diciembre a los primeros especialistas en detectar la nueva enfermedad.

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