En ese sentido, la serbocroata Niño de nadie (No one’s child), de Vuk Rsumovi, puede situarse como una de las mejores películas sobre la guerra de Bosnia. Apenas en los 15 minutos finales se ocupa de esos enfrentamientos entre serbios, bosnio-musulmanes y croatas en los años noventa, pero todo el filme es un ensayo sobre ese largo otoño de la desintegración. La anécdota da para la metáfora: un niño criado por los lobos es encontrado en los bosques cercanos a Travnik; no sabe hablar ni pararse ni comer como persona. Hay un progresivo “trabajo de aculturación” por parte de los servicios sociales yugoslavos –con tropiezos y dificultades– que llega a su cierre triunfal cuando el niño hace su juramento de pionero. Entonces estalla la guerra. No puede contarse más nada ya que el lector debe verl...
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