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Con Gabriel Saad: crítico, narrador, poeta y traductor

Encanto y discreción en la escritura

Como tantos, Gabriel Saad (Paso de los Toros, 1942) salió del país en 1970, cuando aún no había cumplido 30 años. Como muchos, sentó raíces lejos, en la Francia que ya admiraba y conocía. Nunca volvió a radicarse en su lugar de origen. Este breve cuestionario, remitido y respondido por correo electrónico, al que acompaña una «autobiografía rápida» escrita para esta ocasión, apenas repasa y trata de recuperar a Gabriel Saad, autor de obra espaciada y, sobre todo, descatalogada en su país. En Madrid, el sello Huerga y Fierro acaba de publicar Todavía, su segundo libro de poemas.

Margarita Saad

—Cómo conociste a Felisberto Hernández, a quien tanto contribuiste en difundir cuando hacerlo no era una facilidad?

—Mi familia materna mantenía una amistad de años con su familia; mi madre conservaba una foto en la que yo estaba en brazos de Felisberto cuando tenía dos meses. Fue alguien muy presente en mi vida a partir de su regreso de París, en 1948. Después de su divorcio de María Luisa quedó en una situación económica muy difícil. Vivía con su madre, Calita, en una pensión de la calle Chaná (la recuerdo como un subsuelo con cuartuchos divididos por tabiques de madera compensada), trabajaba en AGADU (trabajo que odiaba) y los amigos se habían organizado para ayudarlo. Venía a almorzar a casa de mis padres tres veces por semana. Los viernes iba a cenar a lo de Guido Castillo.

Emp...

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