Era mediodía cuando le golpearon la puerta. Había cumplido con la ley, se había registrado y estaba tranquilo. Tenía experiencia, pero la regulación le dio el aval para animarse a sacarlas al fondo. Mezclarlas con los tomates y los morrones que completan la huerta.
El trato fue brusco y burlón. No entendían razones ni papeles, ni registros ni nada. Venían a llevarse las plantas, las de tierra y las de maceta, que respiraban el sol del fin de noviembre. Se lo llevarían también a él, ocho horas en el calabozo de la Seccional 7ª de Bella Unión.
La noticia del allanamiento la dio a conocer La Diaria en su edición del jueves 27 de noviembre. El acontecimiento sucedió el martes 25. Dos días más tarde, convencido del atropello sufrido, Marcos Berneda llevó su caso ante la doctora Sonia Godo...
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