Algunos no quieren hacer memoria, están los que se esfuerzan pero no recuerdan, otros mencionan años, direcciones y el primer sueldo como si lo hubieran cobrado ayer. Hay quienes se miran en retrospectiva, dicen decididamente que hubieran preferido comenzar de otra manera, o lo ubican como el inicio del rumbo que tomó una vida. Están también los que, sin distancia, lo ven con ojos del presente, mientras buscan, fresquitos, el segundo empleo. Para completar el relato sobre la primera experiencia laboral se precisa hablar, también, de otras cosas.
EL SEÑOR DE 14 AÑOS. Carlos es pistero y amaga una sonrisa.
—Le empecé a dar poca bolilla al estudio hasta que mi madre me dijo: “Bueno, vas a trabajar”. En ese entonces tenía 14 años. Me sacó el permiso de menor en General Flores y bulevar, ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate