En pocas semanas se ha visto cómo cuatro gobiernos progresistas de la región mostraron signos inequívocos de debilidad: Rafael Correa renunció a competir por la reelección, en un panorama económico incierto para su país; Dilma Rousseff puede enfrentar un proceso de destitución por el parlamento; Nicolás Maduro sufrió la primera derrota electoral bolivariana, que deja a su gobierno a merced del parlamento; y el candidato de Cristina Fernández fue derrotado por el derechista Mauricio Macri.
Las explicaciones que se han dado oscilan entre las consecuencias de la caída de los precios internacionales de los commodities hasta las ofensivas de las derechas y los grandes medios de comunicación, considerados como aliados de la política de Estados Unidos. Sin duda estos hechos son reales, pero no...
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