—¿Aquí mismo naciste y te criaste?
—En la casa de adelante, la casa materna. No tenía dos pisos como ahora, pero era muy hogareña, llena de vida, muy humilde. Al morir mi madre, repartimos la herencia. Yo era la artista, así que tenía poca plata. Ahí me armé esta casita al fondo de la otra, que antes era un taller y fue donde crie a mi hija Antonia, que la tuve con 43 años. Somos de los viejos vecinos de la cuadra. La calle cambió y cambiaron las caras. Quedan muy pocos vecinos del pasado.
—¿Sentís arraigo y sentido de pertenencia con este lugar?
—Sí, de agradecimiento. La infancia fue de una enorme felicidad. Fui una niña muy movediza, me encantaba la naturaleza y tenía la costa a metros. No íbamos de vacaciones a ningún lado, nos quedábamos acá, porque está la costa. Todos los ...
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