Ante el anuncio del gobierno socialista de Pedro Sánchez de que este mes se va a exhumar a Francisco Franco de su mausoleo en la basílica de Cuelgamuros, Madrid y otras ciudades de esa comunidad –como Toledo y Alcalá– amanecieron el lunes 2 con carteles contrarios a la medida y el lema “El Valle de los Caídos no se toca” acompañando una imagen del dictador. Es el estertor del franquismo residual, encarnado en la Fundación Francisco Franco, institución laudatoria del fascismo que Pedro Sánchez también plantea ilegalizar.
La realidad es que –con todo lo que de obsceno hay en la aparición disruptiva de esos carteles de desafiante nostalgia del régimen liberticida– el anuncio del presidente Sánchez fue asimilado por la opinión pública con una naturalidad sorprendente. Esta operación de higi...
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