El país venía sufriendo una serie de medidas políticas de un gobierno corrupto que muestra todo el desprecio de las oligarquías locales hacia el pueblo. Crecía una rabia que no salía por ninguna parte, que fue transitando hacia una desesperanza que se tradujo inicialmente en recriminaciones mutuas entre las organizaciones sociales.»
Esa situación experimentó un viraje en 2017, cuando se produjeron dos paros en el Chocó y en Buenaventura, en la región del Pacífico. «Son dos puertos importantes controlados por las elites económicas y políticas, pero, además, son sitios controlados por la alianza entre paramilitares y militares, con actuaciones graves que llevaron a denuncias internacionales sobre la existencia de casas de pique, donde se descuartiza a los jóvenes o líderes sociales como ...
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