Como si no tuviera bastante con las tensiones políticas y territoriales en Xinjiang y Tíbet o de otro signo en Hong Kong y Taiwán, a China se le abre otro frente en Mongolia Interior: coincidiendo con la vuelta a la escuela, padres y alumnos se movilizan contra una nueva norma que impone la enseñanza en mandarín, desde las edades más tempranas, en detrimento del mongol. Según la nueva disposición, en todas las clases, literatura, historia o moral no se enseñarán jamás en mongol. Los cambios afectan singularmente a los alumnos de la escuela primaria y a los de primer año de la escuela secundaria.
La decisión, al parecer, fue tomada por el gobierno local y va abiertamente en contra del propio espíritu de la normativa vigente sobre las autonomías, que prevé la libertad de las nacionalidad...
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