La imagen pública de la Institución Nacional de Derechos Humanos (Inddhh) y el relacionamiento entre los cinco integrantes de su consejo directivo sufrió su primer golpe duro, debido a la presencia de Juan Faroppa como observador durante la desocupación del Codicen, lo que desató fuertes críticas y alimentó las primeras dudas sobre la legitimidad del organismo para recibir y tramitar denuncias de abusos. Más allá de las diferencias internas que aparecieron, los consejeros apuntan a que esto afecte lo menos posible el trabajo que realizan, que todos coinciden en que es relevante y requiere mucho compromiso.
Uno de los miembros del consejo de la Inddhh escuchó con tristeza lo que un abogado le comunicaba: Ahora ya no estoy seguro de recomendar como antes que se recurra al organismo en los...
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