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La Justicia británica y el oro venezolano

Dejá que yo te lo cuido

La reciente decisión inglesa de retener 31 toneladas de oro depositadas en Londres por el Banco Central de Venezuela sentó una curiosa jurisprudencia con relación a cualquier autoridad estatal que Reino Unido desconozca.

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, durante un anuncio de medidas contra la inflación, en 2018. AFP, PRESIDENCIA DE VENEZUELA, HO

La Corte Suprema de Reino Unido decidió a fines de julio que el gobierno de Nicolás Maduro no debe acceder a las reservas internacionales que Venezuela confió al Banco de Inglaterra en 2008. El fallo aplica a 31 toneladas de oro, valuadas en alrededor de 1.000 millones de dólares, resguardadas en bóvedas ubicadas en Londres.

El alto tribunal se basó para su decisión en una consulta al Ministerio de Relaciones Exteriores británico, que desde 2019 no reconoce como gobierno legítimo a la administración de Maduro. El fallo, aunque circunscrito al oro venezolano, genera jurisprudencia que, de acuerdo a sus críticos, se podría extrapolar a otros activos, no solo de Venezuela, sino de cualquier país que tenga reservas en Inglaterra y cuyas autoridades sean desconocidas por Londres en algún momento.

No es la primera vez que ocurre algo así. A comienzos de 2011, la guerra civil en Libia y la intervención aérea y marítima de la OTAN permitieron la incautación de sus reservas internacionales tras una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. El entonces ministro de planificación y finanzas libio, Abdulhafid al Zulaytini, estimaba en 120.000 millones de dólares esas reservas. De acuerdo a las autoridades inglesas, alrededor de 19.000 millones de dólares de esas reservas incautadas estaban en territorio británico.

Son varios los países latinoamericanos que en la actualidad tienen sus reservas de oro en bancos de Reino Unido. Basta ver cuatro ejemplos. Bolivia, cuyo gobierno de facto de 2019 fue reconocido por el gobierno inglés, tenía en 2018 la mitad de sus reservas de oro en ese país. Argentina, país que actualmente atraviesa fuertes turbulencias financieras, tiene también parte de sus reservas de oro en bóvedas inglesas. El Banco de la República de Colombia publica en su página web que es el Banco de Inglaterra «el encargado de custodiar el oro de las reservas internacionales». El año pasado, las reservas en oro de Colombia estaban valuadas en torno a los 1.000 millones de dólares. En el caso de México, el especialista en inversiones en oro Guillermo Barba advirtió a la Deutsche Welle en marzo de 2021 que el 99 por ciento de las reservas en oro del banco central de ese país se encuentran en el Banco de Inglaterra.

En las bóvedas de esa institución yace, según estimó la BBC en 2016, la quinta parte del oro de todos los gobiernos del mundo. De acuerdo a la cadena británica, los bancos centrales de unos 30 países tienen reservas de oro en el Banco de Inglaterra.

UN PLEITO DE LARGA DATA

Ya en 2018, cuando el Banco Central de Venezuela exigió la devolución de sus recursos, el Banco de Inglaterra planteó que tenía dudas sobre la legitimidad de la autoridad bancaria venezolana y el gobierno al que responde. Todavía no existía el interinato de Juan Guaidó.

Autojuramentado Guaidó en 2019 como presidente interino, entre sus primeras medidas estuvo pedir al Banco de Inglaterra que bloqueara el acceso del gobierno de Maduro a las reservas de oro. El banco inglés pidió a la Justicia británica que decidiera sobre quién tenía real legitimidad sobre el recurso en cuestión y esta decidió que era Guaidó. En octubre de 2020, un tribunal de apelación británico anuló aquella decisión. Por aquel año también, en plena pandemia, el gobierno venezolano propuso que se llegara a un acuerdo entre las partes y el oro depositado se usara, bajo la gestión del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en la compra de vacunas. Sin embargo, el banco inglés se negó a dicha solicitud.

En su reciente fallo, la Corte Suprema británica no esclarece quién tendrá finalmente el acceso al oro, lo que se decidirá posteriormente. Para enajenar bienes a otros Estados, puede interpretarse, Reino Unido ya no requiere la existencia de un gobierno paralelo, sino sencillamente que su desconocimiento del gobierno reclamante es suficiente basamento legal para que no devuelva las reservas que custodia.

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