El 24 de mayo, entre gallos y medianoche, el embajador de Paraguay en Brasil, Hugo Saguier Caballero, aceptó limitar severamente, hasta 2022, la compra paraguaya de electricidad a la represa hidroeléctrica Itaipú. El acuerdo favorecía al Estado brasileño –con el que los paraguayos comparten Itaipú desde su inauguración, en 1973–, al punto de que la semana pasada el titular de la Administración Nacional de Energía paraguaya decidió renunciar antes que tener que firmarlo. El jerarca alertó el miércoles 24 que el pacto conllevaría un sobrecosto para Paraguay de unos 250 millones de dólares, lo que destapó la tramoya.
Acosado por la oposición y por voces disidentes de la bancada oficialista, Abdo Benítez tuvo que dar marcha atrás. Reconoció la existencia del pacto secreto y soltó un “si me he equivocado, les pido disculpas”. Sin embargo, su canciller, Luis Castiglioni, no dejó mucho lugar a las dudas y presentó su renuncia este lunes. Por su parte, el embajador de Estados Unidos Lee McClenny tuiteó sobre su “profunda preocupación” ante la posibilidad de que se le hiciera un juicio político a Abdo Benítez y pidió que se tomaran “decisiones con calma y en forma participativa, asegurando el debido proceso, otorgando los plazos necesarios a las partes y considerando todas las pruebas”. Al rescate del mandatario paraguayo llegó su par brasileño, quien conoce de impeachments. “Ya sabes cómo funciona. En Paraguay el juicio político es muy rápido. Ayer hablé con Silva y Luna, el presidente de la parte brasileña de Itaipú. Estamos resolviendo este problema”, dijo a la prensa Jair Bolsonaro este miércoles, horas antes de dejar sin efecto el acuerdo bilateral y despejar la presión en Asunción. Meses antes, el propio Bolsonaro había homenajeado al fallecido dictador paraguayo Alfredo Stroessner en una visita a esa misma represa, donde recordó que esa monumental obra de ingeniería no hubiera sido posible “de no ser porque al otro lado estaba un hombre con visión, un estadista que sabía perfectamente que su país, Paraguay, sólo podría seguir progresando si tuviese energía”. De hecho, Stroessner y el dictador brasileño Emílio Garrastazu Médici firmaron, hace 46 años, el tratado que sentó las bases de lo que entonces era la represa hidroeléctrica más grande del mundo. Aunque ahora ha sido superada por la colosal presa Tres Gargantas de China, Itaipú actualmente suministra alrededor del 15 por ciento de la energía consumida en Brasil y el 90 por ciento de la utilizada en Paraguay, de acuerdo con cifras oficiales de este último país. El tratado ha sido cuestionado desde siempre por la izquierda y los movimientos sociales paraguayos, que objetan los privilegios que otorga a la parte brasileña, en desmedro, afirman, de la soberanía y el desarrollo económico paraguayo.