—¿Cómo empezó el proceso creativo?
—Santiago Mazzarovich es el hijo menor de Delia y Jorge, él y yo somos mejores amigos. Santi estaba enfermo y lo cuidamos en el hospital todas las noches. En un momento me empezó a hablar de Delia y yo me puse a pensar cómo no le había preguntado antes sobre ella. No podía concebir lo que esa mujer había vivido. Entonces, hablé con Euge [Olascoaga], que es mi amiga de toda la vida y la productora del proyecto, y le dije que me parecía que la historia de Delia podía ser una película. Y ella me dijo que sí, que fuéramos para adelante, que habláramos con la familia. Yo era más chica, ellos se lo deben haber tomado como un proyecto de investigación, de estudiante. Y ahí empecé a filmar sola, hasta que salió el primer fondo y empezamos a ir con el equipo.
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