Jair Krischke
tiene en gran valía la experiencia uruguaya. Para el presidente del Movimiento
de Justicia y Derechos Humanos de Rio Grande do Sul, muy vinculado con la
movida humanitaria vernácula, la derrota del voto verde en el referendo de
1989, con lo dolorosa que resultó, puede y debe leerse también “desde lo muy
bueno que dejó”: “Si se ve el vaso medio vacío, se puede pensar que es
terrible que un pueblo haya votado por refrendar una ley que amnistió a
genocidas. Si se ve el vaso medio lleno, se puede hacer hincapié en que, a
pesar de jugar contra los poderes fácticos, más de cuatro de cada diez
uruguayos votaron por anular esa ley. Dudo que algo así se hubiera conseguido
en mi país”.
La italiana
Francesca Lessa investiga desde hace muchos años sobre el terrorismo de Estado
en el ...
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