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Con la marca en el orillo

En un tiempo escaso Luis Lacalle Pou se instaló como candidato, jaqueó la campaña frenteamplista y colorada, y planteó un escenario más competitivo que en 2009. En el debe: las inconsistencias y la escasa densidad programática. La novedad: haber captado un voto primerizo que le era renuente al Partido Nacional.

Partido Nacional. Foto: Federico Gutiérrez

Un triunfo sorpresivo en las internas lo puso en boca de todos. Subido a una campaña de marketing exitosa, Luis Lacalle Pou fue a mitad del año el candidato de moda: era el más joven de todos; la creación más inteligente de la derecha uruguaya luego de Pedro Bordaberry. Por esos días caminaba el sendero que el candidato colorado dejó pavimentado: perfil gestor, desideologizado, hábil en las redes sociales, y con un lenguaje más cercano a la comunicación corporativa que a la política. Logró instalar “la positiva” como quien impone una marca. Hábilmente dejó en segundo plano a la vieja guardia herrerista, mientras se esforzó por liberarse de la antigua motosierra y la neoliberal década del 90.

El Frente Amplio, con un discurso sinuoso y lento para movilizarse, lo criticó en un principio p...

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